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La filosofía y sus misterios III

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Prócoro Hernández Oropeza En todas las tradiciones antiguas existieron grandes sabios, maestros o gurús que nos legaron hermosa sabiduría, una sabiduría que está más allá del simple conocimiento. Valiosas gemas de enseñanza y conocimiento para trascender la dualidad, los oleajes y tempestades de la vida. Ahí están esos libros sagrados, preciosos tesoros de información que nos impelen a caminar por las sendas de la verdad, las virtudes y el amor incondicional. En las dos anteriores entregas he hablado de dos grandes sabios de China: Confucio y Lao Tsé. Este último que, de acuerdo a la información a veces imprecisa, se dice que desapareció luego de traspasar la muralla, pero a ruego de un guardián se quedó un año para escribir su enseñanza plasmada en el libro del Tato te King, el Tao y su Virtud. Tao es ya por sí mismo un ideograma chino difícil de traducir; tiene sentido de camino y está compuesto por los signos: cabeza y marchar (una cabeza que avanza por un camino). Su doct...

La Filosofía y sus misterios II

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Prócoro Hernández Oropeza Dentro de su sabiduría, El libro del Tao, Lao Tsé dejó este hermoso pensamiento: “La persona sabia prefiere la no acción y permanece en el silencio. Todo pasa a su alrededor como por sí mismo. Ella no se siente apegada a nada en la Tierra. No se apropia de nada hecho por ella y después de crear algo, no se enorgullece de esto. Puesto que esta persona no se ensalza, no alardea y no exige respeto especial de los demás, resulta agradable para todos”. Aquí nos habla del desapego, de no aferrarse al fruto de sus acciones y de la necesidad de practicar la virtud, una actitud que no es muy socorrida en estos días. El ego de la vanidad o el orgullo ciega a la mayoría de las personas y las hace competitivas, egoístas y soberbias. Así que tanto Lao Tsé como Confucio legaron una gran sabiduría, no sólo a su patria, sino también a la humanidad. ¿Cuál es la diferencia entre la filosofía de uno y el pensamiento de otro? Los expertos sostienen que Confucio siempre ...

La filosofía y sus misterios

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Prócoro Hernández Oropeza Primera parte El conocimiento de las filosofías antiguas es fascinante por los grandes misterios que encierran, muchos de ellos difíciles de comprender. En Egipto Hermes Trismegisto, el tres veces maestro dejó como legado de una gran sabiduría oculta El Kibalyon. Otro libro de misterios es El libro de los muertos. El nombre egipcio original para el texto es convencionalmente traducido por los egiptólogos como Libro de la salida al día, o ‘Libro de la emergencia a la luz’. El texto consistía en una serie de sortilegios mágicos destinados a ayudar a los difuntos a superar el juicio de Osiris, asistirlos en su viaje a través de la Duat, el inframundo, y viajar al Aaru, en la otra vida. En India, sus antiguos sabios nos legaron Los Veda: antiguos textos místicos con encantamientos, relatos mitológicos y fórmulas para alcanzar la iluminación. Los Vedas son las escrituras sagradas del hinduismo, y están considerados los textos religiosos más antiguos d...

La virtud de la humildad

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Prócoro Hernández Oropeza Un hombre virtuoso es aquel que camina sin prejuicios, apegos, miedos, ira, lujuria, pereza, sin orgullo. Sólo derrama amor y sabiduría a través de sus palabras, sus gestos, actos, pensamientos y emociones. La palabra virtud, del latín virtus, igual que su equivalente griego, areté, significa "cualidad excelente", "disposición habitual a obrar bien en sentido moral".   En Occidente las fuentes de la doctrina sobre la virtud son Platón, Aristóteles y Tomás de Aquino, entre otros. En otras tradiciones, como las indostanas también poseían bien definidas las virtudes o principios que el hombre debía asumir en su vida cotidiana. Para esas tradiciones antiguas, las virtudes son lo opuesto de los defectos (egos), lo contrario de las virtudes. En el caso de la humildad, su opuesto es el orgullo. Una persona que carece de humildad es prepotente, se cree mucho, quiere que todo mundo le admire, le rinda pleitesía, lo alabe, lo apapache. Si la ...

¿Quién soy?

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Prócoro Hernández Oropeza Acaso soy este cuerpo, la personalidad que he construido a base de esfuerzos, méritos, reconocimientos, títulos, posesiones, edad, sexo, experiencia, familia, posición económica. Eso sólo es una parte, pero la mayoría piensa que así es. Nuestra real naturaleza es algo más grandiosa, es divina, pero la mayoría no lo piensa así, se conforma con lo que ve, siente y piensa. Swami Sivananda afirmaba que la vida del hombre es un indicio de lo que está más allá de él y de lo que determina el curso de sus pensamientos, sensaciones y acciones. La vida más amplia es invisible, y la visible es una sombra echada por lo invisible, que es lo verdadero. La sombra da una idea de la sustancia, y uno puede seguir el sendero hacia la sustancia verdadera por la percepción de la sombra. La existencia humana, por el hecho de sus limitaciones, deseos y las variadas formas de inquietud, descontento y dolor, apunta a un fin superior, aunque la naturaleza de este fin sea inco...

Hombres lunares, hombres solares

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Prócoro Hernández Oropeza Este mes, enero, fuimos testigos de un espectáculo maravilloso en el cielo: una luna grande, rojiza que fue cubierta por la sombra de la tierra. Aunque en la tarde estaba el cielo nublado, en el momento del eclipse, una buena parte del cielo se despejó, como si alguien hubiese movido las nubes para que pudiéramos apreciar ese acontecimiento. Era un poco más grande de lo normal y poco a poco se vio cómo una especie de sombra muy velada la fue cubriendo, pero no desapareció totalmente. Si, se veía rojiza, tal por ello la bautizaron como luna de sangre de lobo. Según las distintas fuentes se le llama así debido a que en la Edad Media la luna llena de enero coincidía con los aullidos de los lobos en invierno. Dicho fenómeno astronómico se produce durante un eclipse lunar total en el que se alinean la luna y el sol, de forma que la atmósfera de la Tierra filtra la luz azul y verde de los rayos solares, pero deja en cambio pasar la roja. Por este motivo,...

Llegó acuario, que el sol entre

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Prócoro Hernández Oropeza   Mucho se ha escrito sobre las eras, épocas que rigen el destino del universo, las galaxias y planetas, todas las estrellas. Cada era es regida por uno de los siete rayos de luz, conocidos como Arcángeles: Gabriel, rector de la luna; Raphael, rige Mercurio; Uriel, rector de Venus; Michael, rector del Sol; Samael, rector de Marte; Zachariel, rector de Júpiter y Orifiel, rector de Saturno. Pero también sabemos de los signos zodiacales, que hasta cierto punto rige la vida de todo lo que existe en el mundo, los mundos y los múltiples universos. En  astrología , el zodiaco está basado en la división en doce partes iguales de la banda celeste sobre la cual trazan sus trayectorias el Sol, la  Luna , y los planetas, avanzando un sector por cada mes del año. Cada sector contiene la constelación tradicional a la que debe su nombre. Las tradiciones antiguas, como los babilonios, persas, chinos, mayas, griegos dividieron esta banda en doce partes ...