Divina mujer
Prócoro Hernández Oropeza Qué es la mujer sino un pedazo de cielo, el eterno ahora, la conquista del éter, la sonrisa de la aurora, el despertar de una estrella, el bostezo del viento, la paz interior que nos envuelve después de una noche violenta, la Isis, a la que ningún mortal le ha bajado el velo, la Afrodita que nos atormenta con su fuego, la Stela Maris que vela mis sueños, la dicha de Palas Atenea en los ojos de la bien amada, el corazón que ama a pesar de las desdichas. Ese eterno femenino que embellece nuestro camino. Sí, todo eso es la mujer, la bendita mujer que es fuente de amor y de vida; a ella le canto en su día para expiar mis errores por cuanto le haya ofendido, consciente o inconscientemente, de pensamiento, palabra y obra. A esa mujer le canto porque es la fuente de las virtudes, del amor incondicional, de la inspiración y la bienaventuranza. Mujer Eres el canto de la aurora inesperada La bendita amada que teje su telar día tras día La que espe