La virtud de la humildad
Prócoro Hernández Oropeza Un hombre virtuoso es aquel que camina sin prejuicios, apegos, miedos, ira, lujuria, pereza, sin orgullo. Sólo derrama amor y sabiduría a través de sus palabras, sus gestos, actos, pensamientos y emociones. La palabra virtud, del latín virtus, igual que su equivalente griego, areté, significa "cualidad excelente", "disposición habitual a obrar bien en sentido moral". En Occidente las fuentes de la doctrina sobre la virtud son Platón, Aristóteles y Tomás de Aquino, entre otros. En otras tradiciones, como las indostanas también poseían bien definidas las virtudes o principios que el hombre debía asumir en su vida cotidiana. Para esas tradiciones antiguas, las virtudes son lo opuesto de los defectos (egos), lo contrario de las virtudes. En el caso de la humildad, su opuesto es el orgullo. Una persona que carece de humildad es prepotente, se cree mucho, quiere que todo mundo le admire, le rinda pleitesía, lo alabe, lo apapache. Si la