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Mostrando entradas de septiembre 8, 2019

Los avernos internos de Dante, los fraudulentos X

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Prócoro Hernández Oropeza En la Divina Comedia, del canto XVI al XXX, Dante describe el octavo círculo infernal, el de los pecadores que usaron la malicia como modo fraudulento. Este círculo se divide en diez fosas donde se castiga a quienes cometieron fraude en sus diversas modalidades: proxenetas y embaucadores, los aduladores, los simoníacos, adivinos y magos, malversadores, hipócritas, ladrones, consejeros fraudulentos, sembradores de discordia y maldad y los falsificadores. Recordemos que estos egos también están en nosotros y lo que hizo Dante fue darnos una cartografía de nuestra psique. Nuestra psique es como una luna que posee dos caras, la iluminada oscuridad, la que vemos en la noche o en el día donde se encuentran los egos o yoes más comunes y en la invisible o la oscuridad corrupta, el subconsciente y el infra consciente donde están esos egos, algunos que desconocemos o neguemos estén, entre ellos los más terribles. Samael Aun weor afirma de este círculo:

Los avernos internos: aduladores, adivinos XI

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Prócoro Hernández Oropeza Continuamos en el octavo círculo infernal que Dante nos describe en su obra: La Divina Comedia. En este círculo hay diez fosas donde se castigan a los fraudulentos en sus diversas modalidades. Recordemos que estos círculos y fosas se encuentran también en nuestra psique o alma, repartidos en sus 49 niveles.   En la columna anterior describimos la primera fosa donde se ubican nuestros egos proxenetas y embaucadores. En la segunda fosa (Canto XVII) son castigados los aduladores, que se encuentran en excrementos humanos, digno contrapaso por la obscenidad moral de sus pecados. El ego adulador, aquel que proyecta su narcicismo en otros o pretende manipular a otros a través de falsos elogios. El adulador a veces muestra una admiración sin límites, carente de crítica y más o menos patológica. El adulador encuentra su interlocutor ahí donde hay un terreno fértil para ello; no puede haber adulación sino hay otro que lo demande. Otra vertiente del adulador