Sueño, el agua del olvido
Prócoro Hernández Oropeza Estiman los sabios que nuestro nacimiento no es sino sueño y olvido. Es verdad, cuando nacemos nos dan el agua del olvido para no recordar nuestras vidas pasadas e iniciar un nuevo ciclo, de experiencias nuevas. Olvidamos, por tanto, que venimos de algún lugar remoto, que nuestra alma, nuestra estrella vital, nuestro Ser tuvo un origen en otra parte. Venimos de Dios, de la fuente de toda vida, ese es nuestro verdadero hogar. Visto así, arrastramos nubes de gloria y ahora vivimos en las sombras, en la prisión y visión del ego, de los múltiples yoes. Hemos perdido consciencia de nuestra verdadera identidad, Sat nam, mi identidad es divina y pensamos que somos este cuerpo, nuestros roles, identidades y nuestras posesiones y posiciones sociales, lo que lo sabios denominan el Mi mismo, esta personalidad. Pero, el mi mismo está de este lado del río, el Ser se encuentra en la otra orilla. El mi mismo es complicado, inconsciente y doloroso, el Ser es de lo más simp