Santosha o contentamiento
Prócoro Hernández Oropeza La situación por la que atraviesa el mundo, el país no es nada parecido al Edén o paraíso al cual queremos o deberemos retornar algún día. Más bien se parece al inframundo, ese mundo infernal del que todas la filosofías y religiones hablan, con amenazas de guerra, corrupción, violencia desbocada, infidelidad, adulterio, infra sexualidad, lujuria a raudales, explosiones de ira, gula, avaricia, envidia y orgullo. Esas legiones son las que controlan los sistemas y gobiernos y pocas esperanzas nos dan de hallar la paz, armonía, justicia y compasión. El otro día me encontré con un amigo que se dedica a vender café. Desde que arribó a mi ciudad se dedicó a vender el oro verde y abrió el primer café oficial aquí, de eso hace más de veinte años. Cuando iba a visitarlo a su café siempre tenía un semblante alegre y optimista y contaba los últimos chistes de su autoría o que descargó de algún lado. Es muy amante de la música y buen trovador; en los anteriores encuentro