Entradas

Mostrando entradas de marzo 23, 2014

El camino del Buda

Imagen
Prócoro Hernández Oropeza 1ª Parte Buda, en su cartografía o mapa para la iluminación legó ocho caminos, denominado el óctuple sendero. A saber: 1. La visión Perfecta, emoción perfecta, habla perfecta, acción perfecta, subsistencia perfecta, esfuerzo perfecto, atención perfecta y el Samadi perfecto. Todo parte de obtener una visión perfecta o vislumbre de quiénes somos realmente, una intuición que nos permita salir del estado de adormecimiento en que nos encontramos, ese estado ordinario que nos mantiene en la ilusión del sufrimiento. Esta visión nos llevará a la búsqueda de respuestas acerca de quién soy realmente, del por qué vine a esta existencia y cuál es mi misión en ella. Una vez que se emprende esa búsqueda surge 2. La emoción perfecta, una emoción que no está apegada a los sentidos, sino que surge del corazón, del amor. Esto sucede cuando se elimina todo rastro de deseo neurótico, odio y crueldad y por el contrario se despliega amor, compasión, alegría por la felicidad

El significado de la primavera

Imagen
Prócoro Hernández Oropeza Hoy inicia una nueva primavera, una de las cuatro estaciones del año que transcurre entre el invierno y el verano. La oscuridad, el frío quedan atrás y la luz recobra su esplendor. Los campos reverdecen nuevamente, los árboles se visten de colores, los pájaros trinan como si fueran orquestas de la alegría. En términos psicológicos, la primavera se traduce como ver con nuevos ojos, renovarse, renacer, cambiar de piel. Semánticamente significa una primera vista de algo. No por casualidad Antonio Vivaldi bautizó “Primavera” al primer movimiento de Las cuatro Estaciones, una de sus más excelsas obras. Espiritualmente, la primavera debe florecer en el corazón. Generalmente nuestro corazón, la mayoría de las veces está en perene invierno, atosigado por las preocupaciones, la ira, el resentimiento, la tristeza, soledad, angustia, estrés. O bien obnubilada por gruesos nubarrones o tifones de desencuentros amorosos, de truenos y centellas de los arcontes del sufri