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Mostrando entradas de enero 26, 2014

Pacheco y sus batallas en el desierto

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Prócoro Hernández Oropeza Como un Quijote, José Emilio Pacheco también luchó contra molinos de viento, contra los demonios de la estulticia, los desparpajos de la modernidad, las locuras del amor infantil, las primeras batallas para encontrar una razón de ser, una forma distinta de ver a los hombres, sin juzgarlos, sin despreciarlos. Claro, sólo a aquellos que se lo merecen. Así como escribió uno de sus poemarios, “Irás y no volverás”, José Emilio se ha ido de este mundo, ya no volverá a ver a esa colonia Roma donde pasó parte de su vida, de su niñez. Dicen que cada vez que muere un poeta, hay un parto en el cielo, porque los poetas no nacen todos los días, aparecen de vez en cuando y como los mecías predican en el desierto y muchas veces no son escuchados. Y aquellos que nacen con ese designio, no todos relumbran o dejan honda huella en la memoria colectiva. Pacheco no presumía, ni le interesaba. “Yo no me asumo como nada, yo escribo nada más; no puedo tener un propósito delineado

El estado fallido

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Prócoro Hernández Oropeza En realidad México no es el único país donde se ha fallado a la humanidad. En todo el mundo se cometen grandes crímenes, no sólo contra el hombre, sino con todo lo que le rodea. El hombre se ha convertido en una máquina depredadora; devora animales, plantas, árboles, recursos naturales, todo movido por sus deseos y placeres. La gula no tiene límites, el deseo, el placer es lo que mueve a esta máquina humana. Los gobernantes en el mundo sólo sirven a sus propios apetitos de poder, de placer, de riqueza de vanidad. Son poso los gobernantes que han trascendido estas ilusiones o bajezas e infamias y han actuado desde su corazón, inspirados por el amor, la compasión, el servicio. El servicio desinteresado es una práctica hermosa, que pocos lo realizamos. En India a este servicio desinteresado le llaman Karma Yoga. Es un servicio devocional que se hace, no para complacer al yo o a los yoes de la vanidad, el orgullo, el poder, el éxito personal, sino para servir a