Agosto, Augusto a gusto
Se fue agosto, no sin antes hacernos pasar algunos desaguisados. Me refiero a los tremendos aguaceros, la escasez de huevos y el dilema sobre el fallo de la corte con respecto a las elecciones presidenciales. Cada mes que se va nos deja recuerdos, algunas huellas en la memoria. Unos muy lenitivos o laxos y suaves, otros amargos o pesados. Y no es que los meses sean malos en sí mimos, eso depende de la percepción con que los vivamos o experimentamos. No hay meses ni buenos ni malos, simplemente forman parte de nuestras experiencias de vida. Agosto se me figura un mes con lluvia, con mucho verdor, atardeceres largos y nublados, pero cuando el sol brilla, quema y lacera nuestra piel. No sé porque los romanos le bautizaron con ese nombre en honor al emperador Augusto. En el antiguo calendario romano este mes se llamaba "sextilis", porque era el sexto a partir de marzo. Por vía materna, Augusto era sobrino-nieto de Julio César. Recibió el nombre de su padre, Cayo