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El matrimonio: cárcel o liberación

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Prócoro Hernández Oropeza En occidente los humanos somos esclavos de la pasión y por lo mismo tenemos un concepto del matrimonio y del sexo muy errado. A diferencia del león que visita a sus cónyuges una vez en su vida o una vez al año, los humanos pensamos que entre más sexo tengamos somos más machos, más hombres, más viriles. Somos inconscientes y con ese instinto pasional violamos las leyes de la naturaleza, por lo que habremos de pagar un duro castigo  en el futuro próximo. La infrasexualidad, además de generar una sobre población aumenta enfermedades, desperdicia energía y comete graves faltas contranatura. Cada vez es más permisible y hasta las leyes civiles se modifican para que puedan convivir hombres con hombres, mujeres con mujeres, sin saber el destino kármico que les ha de generar a futuro a quienes lo hacen y permiten. Esta depravación sexual está permitiendo también un desgaste del matrimonio como célula de la sociedad y evita que esa energía que se desparr...

En busca del paraíso

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Prócoro Hernández Oropeza Es agosto y el calor, las nubes, el viento, los cerros luciendo unos trajes muy, muy verdes y una luna que se aparece de vez en cuando. En esta parte del planeta, en el pacífico, el mar se mueve a su antojo, a veces tranquilo, en otras se torna violento, de vez en cuando hermosos arco iris atraviesan la bahía o salen de algún cerro y se pierden entre las nubes. La gente se queja del calor, pero lo mismo haría si hiciera frío. Tantos años viviendo aquí, unos oriundos, otros fuereños y no se acostumbran a estos cambios de ánimo de las estaciones. Es agosto hay mucha fruta de estación, cocos, mangos, piñas, papaya, naranjas, guayabas, guanábanas, aguacates, propias del trópico. No faltan los elotes tiernos, las flores de calabaza, los pepinos, camotes, huitlacoches y otros prodigios de la madre naturaleza. Y los turistas de extranjía que arriban al puerto se maravillan con tantos encantos que provoca este encuentro entre mar y cerros, árboles, flores, aves, at...