Entre la oscuridad y la luz
Prócoro Hernández Oropeza En este país, pero también en otras latitudes, existen grandes calamidades como hambre, injusticia, violencia, desigualdad, enfermedades, guerras y mucho desamor. En este país, México, hay enojo, ira, resentimiento, agobio, tristeza e incertidumbre por la forma en que sus gobernantes y la clase política en general dirigen al país. La gente está en las calle gritando, exigiendo la salida de su presidente, denunciando las corruptelas y la complacencia de la partidocracia con la errónea política de sus gobernantes. Al otro lado de la frontera, ha sido nombrado un presidente con altas dosis de xenofobia, racismo, misoginia y ultra nacionalismo. Muchos de los ciudadanos norteamericanos aún no salen de la sorpresa y la decepción. No se pueden explicar como un personaje, un magnate al que nadie daba un peso y cuyas tendencias electorales no le daban la victoria, al final se impuso sobre su contrincante, la demócrata Hilary Clinton. Pero en México se inic