Amor propio o vanidad
Prócoro Hernández Oropeza El amor propio, el amor por uno mismo está emparentado con la vanidad o el orgullo. Quien siente amor propio es diferente a amarse a sí mismo; el primero se refiere a aquella persona que se adora a sí misma, que se cree más bonita, más importante, más buena o justa. Se nutre del alimento egoico del más, lo que hace que esa persona se idolatre con locura. En el segundo aspecto, amarse así mismo no es enamorarse de los aspectos externos, de su cuerpo o su personalidad; se reconoce que es una esencia divina, un ser de luz y por tanto se ama sin condiciones, al mismo tiempo que ama a otros en las mismas circunstancias. De lo contrario, aquella sentencia bíblica de Jesús: “Amaos los unos a los otros como yo los he amado”, no tendría sentido. Sin esa condición no se pueden alcanzar niveles superiores del amor: el amor desinteresado que da sin pedir nada ni recibir nada en cambio y después el amor incondicional, el Amor que da todo, incluso la propia vida… Un am