La Filosofía y sus misterios II
Prócoro Hernández Oropeza
Dentro de su sabiduría, El libro del Tao, Lao Tsé dejó este
hermoso pensamiento: “La persona sabia prefiere la no acción y permanece en el
silencio. Todo pasa a su alrededor como por sí mismo. Ella no se siente apegada
a nada en la Tierra. No se apropia de nada hecho por ella y después de crear
algo, no se enorgullece de esto. Puesto que esta persona no se ensalza, no
alardea y no exige respeto especial de los demás, resulta agradable para todos”.
Aquí nos habla del desapego, de no aferrarse al fruto de sus acciones y de la
necesidad de practicar la virtud, una actitud que no es muy socorrida en estos
días. El ego de la vanidad o el orgullo ciega a la mayoría de las personas y
las hace competitivas, egoístas y soberbias.
Así que tanto Lao Tsé como Confucio legaron una gran
sabiduría, no sólo a su patria, sino también a la humanidad. ¿Cuál es la
diferencia entre la filosofía de uno y el pensamiento de otro? Los expertos
sostienen que Confucio siempre se sintió inquieto con las enseñanzas de Lao Tsé,
así que un día fue a verlo. Confucio era un hombre muy moral, un hombre de
carácter, de grandes maneras, de etiqueta, un caballero. La caballerosidad era
la meta de toda la filosofía confuciana. Confucio afirmaba que un hombre tiene
que convertirse en un caballero, ser impecable, así que no concebía encontrar
una fisura en el carácter. Confucio era un hombre con un gran conocimiento
apoyado por la tradición, por las convenciones, las escrituras… respetado por
reyes y reinas, respetado en todo el país… Así que esperaba que Lao Tsé se
comportara de forma respetable. Pero Lao Tsé estaba sentado y ni siquiera se
puso de pie para saludarlo, ni siquiera le dijo Siéntese señor, ni le prestó
mucha atención. Confucio se enojó mucho, Qué clase de maestro es este, pensó, y
le dijo, que no sabía comportarse. Lao Tsé dijo: - Si quiere sentarse,
siéntese, si quiere estar de pie, hágalo, quién soy yo para decir algo al
respecto, es su vida, no interfiero. Confucio se quedó estupefacto. Luego
preguntó algo sobre El Hombre Superior, sobre El Caballero, y Lao Tsé dijo: - Nunca
me he cruzado con algo superior o inferior, los seres humanos son seres humanos,
como los árboles son árboles, y todos participan de la misma existencia, nadie
es superior y nadie es inferior, además todo eso es una tontería y pura basura.
Confucio se asustó mucho y pensó que, además, ese hombre, Lao Tsé, que estaba
rodeado de un profundo silencio, era un pozo de silencio.
Confucio regresó. Sus discípulos le preguntaron qué pasó con
Lao Tsé. - No os acerquéis nunca a ese hombre, respondió él. Es peligroso, si
te acercas a un tigre puedes de alguna forma salvar tu vida, si te acercas a un
león puedes salvarte, pero ese hombre es como un dragón, un dragón volador, os
matará, no vayáis a verlo nunca, cada vez que oigáis que Lao Tsé ronda por ahí,
escapad. Claro, lo que está usando son metáforas para describir a un hombre
sabio y peligroso por la profundidad de su conocimiento. Los historiadores
sostienen que un día Lao Tsé se alejó y nunca más se supo de él. Los estudiosos
sostienen que Lao-Tsé renunció luego a su puesto como archivista en la
Biblioteca Imperial de la corte de la Dinastía Zhou. Algunos relatos sostienen
que viajó hacia el oeste montando un búfalo de agua, a través del estado de
Qin. Cuando llegó al paso de Shanggu, el guardián ―al que una fuente llama
Yinji y otra Luanyin― reconoció al ilustre filósofo. Le suplicó que se quedase
un año en su casa antes de marcharse al destierro, y que escribiese un libro
exponiendo su doctrina. El maestro se dejó convencer, escribiendo el Tao Te
King. Hasta entonces, Laozi solamente había propagado su filosofía de manera
oral. Después marchó hacia el oeste, adentrándose en el país de los bárbaros,
donde su rastro se perdió para siempre.
La enseñanza de Lao Tsé es muy diferente, profundamente
verdadera, no cría en las leyes del hombre, sólo en las de la naturaleza,
confiar en la naturaleza es Tao. Lao Tsé dijo: Deja que las contradicciones se
encuentren, deja que las paradojas se disuelvan, sé paradójico porque la vida
es paradójica, deja que las paradojas se mezclen, se mezclen en una unidad.
La vida taoísta es realmente extraordinaria, muy rica,
porque contiene tanto lo positivo como lo negativo, tanto el Ying como el Yang,
tanto el conflicto como la cooperación, tanto el amor como el odio, tanto la
vida como la muerte. Recuérdalo siempre, permite que haya armonía en las
contradicciones que hay en tu interior, no elijas una, elige las dos juntas, sé
valeroso, no seas tacaño al escoger, cuando la vida te de una paradoja escoge
toda la paradoja, trágatela toda y digiérela completamente y te convertirás en
un dragón volador. No te identifiques con nada, sólo disfruta y observa desde
el ojo de tu Dios interior. Para él no existe lo bueno ni lo malo, ni las
alegrías ni las penas, sólo es una ilusión, un recuerdo, porque nuestro Ser ya
vive en el futuro, como el pasado, el presente y el futuro.
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