De las cátedras de la virtud*
Prócoro Hernández Oropeza En su peregrinar por el mundo, luego que bajó de la montaña, Zaratustra fue a escuchar un sabio que sabía hablar bien del dormir y de la virtud: por ello, se decía, era muy honrado y recompensado, y todos los jóvenes se sentaban ante su cátedra. A él acudió Zaratustra, y junto con todos los jóvenes se sentó ante su cátedra. Y así habló el sabio: ¡Sentid respeto y pudor ante el dormir! ¡Eso es lo primero! ¡Y evitad a todos los que duermen mal y están desvelados por la noche! Incluso el ladrón siente pudor ante el dormir: siempre roba a hurtadillas y en silencio por la noche. En cambio el vigilante nocturno carece de pudor, sin pudor alguno vagabundea con su trompeta. Dormir no es arte pequeño: se necesita, para ello, estar desvelado el día entero. Y el sabio les ensena diez acciones que deben realizar antes de dormir: 1. Diez veces tienes que superarte a ti mismo durante el día: esto produce una fatiga buena y es adormidera del alma