La filosofía y sus misterios III


Prócoro Hernández Oropeza
En todas las tradiciones antiguas existieron grandes sabios, maestros o gurús que nos legaron hermosa sabiduría, una sabiduría que está más allá del simple conocimiento. Valiosas gemas de enseñanza y conocimiento para trascender la dualidad, los oleajes y tempestades de la vida. Ahí están esos libros sagrados, preciosos tesoros de información que nos impelen a caminar por las sendas de la verdad, las virtudes y el amor incondicional.
En las dos anteriores entregas he hablado de dos grandes sabios de China: Confucio y Lao Tsé. Este último que, de acuerdo a la información a veces imprecisa, se dice que desapareció luego de traspasar la muralla, pero a ruego de un guardián se quedó un año para escribir su enseñanza plasmada en el libro del Tato te King, el Tao y su Virtud. Tao es ya por sí mismo un ideograma chino difícil de traducir; tiene sentido de camino y está compuesto por los signos: cabeza y marchar (una cabeza que avanza por un camino). Su doctrina, más que una religión, es una especulación filosófica acerca de la causa primera y de su acción en el mundo.
Lao Tsé describe al hombre perfecto, santo, sabio; su primera virtud es imitar la conducta del Tao; tiene que ser humilde, modesto, sin ambición; su regla principal es el wu wei: no actuar, no intervenir, dejar a las cosas seguir su curso natural porque la naturaleza, en el Tao, es divina, la madre de todo y de todos. Lao Tsé no se preocupa de política como Confucio, que buscaba la formación de sabios y hombres perfectos destinados a ocupar un puesto de ministro o de consejero cerca del soberano; el ideal humano del Tao es el de no intervenir.
Por tanto, afirmaba Lao, si realmente quieres ser una persona auténtica, nunca te preocupes mucho sobre lo que la sociedad dice al respecto. Tú sigue tu naturaleza, si ella encaja con la sociedad no hay por qué ir en contra, y si ella no encaja con la sociedad no hay necesidad de que te adhieras a ella. Sólo sigue tu vida sin identificarte ni con lo positivo, ni con lo negativo, ni con el sufrimiento ni con la felicidad. Ya Krisna lo había dicho en otro contexto también: -Arjuna, no te identifiques ni con el contento ni con las aversiones ni te aferres el fruto de tus acciones. Sólo fluye, vive.
Como un ejemplo de esta doctrina dice: - El mejor gobierno es el ejemplo de la personalidad moral del gobernante; es aquel en el que el pueblo no advierte estar gobernado, el que cree hacer su voluntad. No es el gobernante que está vanagloriando sus acciones, tal como sucede en México cuando informa al pueblo de sus logros. Hice esto y aquello, gracias a mi gestión se realizaron tales o cuales obras, etc. Un gobernante sólo hace lo que es su deber sin que lo pregone, sin esperar a que se lo reconozcan o lo alaben.
Como muestra de su gran sabiduría, aquí les expongo varias frases Lao Tsé:

Toda acción provoca reacciones.
La amabilidad en palabras crea confianza. La amabilidad en el pensamiento crea profundidad. La bondad de dar crea amor.
El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.
El que sabe atar no usa cuerdas ni nudos, y, sin embargo, nadie puede desatar lo que él ha unido.
Un viaje de mil millas comienza con el primer paso.
La persona sabia no ambiciona el poder y evita la opulencia, el lujo y la prodigalidad.
Que tu cuerpo y tu alma vital estén unidos en un abrazo sin separación.
Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe.
El que está satisfecho con su parte es rico.
La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos.
Para conducir la gente, camina detrás de ellos.
Y el respeto conlleva el bienestar. El bienestar contribuye al proceso creativo.
El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.
El silencio es una fuente de gran fuerza.
Dominar a otros es fortaleza. El dominio de sí mismo es el verdadero poder.
El buen hombre es el maestro del malo, y el mal hombre es la lección del bueno.
Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.
Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.
No hay mayor peligro que subestimar a tu oponente.
Todo lo difícil debe intentarse mientras es fácil.


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