La codicia, Aparigraha
Prócoro Hernández Oropeza La codicia o avaricia es uno de los siete pecados capitales muy arraigados en la humanidad. En la escala de los siete pecados capitales está considerado en el quinto nivel, luego de la lujuria, ira, orgullo y pereza. Este defecto, según Ernesto Barón, en su libro Teoría y Práctica de la Psicología Gnóstica, se asocia muy bien con el orgullo, la envidia y la gula, son compadres y socios. Su principal puerta de entrada es la auto-consideración, cuyas manifestaciones son: ansias de poseer bienes, ansias de poder físico, de poderes psíquicos, ambición, poseer más, en exceso, tiende a ser un mezquino, tacaño; quien la posee nunca tiene llenadera. La codicia actúa con ansias de poder, el poder de los deseos; son los deseos del ego y el ego no tiene llenadera, siempre quiere más y más. Si llega a probar el poder, su siguiente paso es más poder. Un diputado, por ejemplo, cuando llega a ocupar ese puesto, al que muy pocos arriban, una vez ahí los deseos de