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Mostrando entradas de septiembre 1, 2019

Los avernos internos VIII, Los herejes

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Prócoro Hernández Oropeza Al salir del V círculo infernal, el de los iracundos y pereza, Dante y Virgilio descienden al 6º círculo, el de los herejes. Virgilio le dice a su alumno que este es el más bajo y el más oscuro y lejano del cielo que todo lo mueve, pero le dice que se tranquilice. Esa laguna que tanto hedor exhala, ciñe a toda la ciudad doliente, a la que no se puede entrar sin violencia. Luego divisó Dante una alta torre de ardiente cumbre de donde, de improviso aparecieron tres furias infernales. He mencionado en otras entregas que esos demonios o furias son nuestros propios egos, esos que viven en el infra consciente y pueden aparecer como grandes monstruos o demonios. Esas tres furias que, en esta obra La divina comedia, Virgilio le informa que son las feroces Erinias: la de la izquierda se llama Megera, la segunda Alecto, la que llora a la derecha y la de en medio es Tisifone. Son las diosas de la venganza y personifican el remordimiento por un delito cumplido

Los avernos internos VII, Ira y Pereza

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Prócoro Hernández Oropeza En el canto VII Dante y Virgilio llegan al quinto círculo, el de los iracundos y perezosos. Ahí los recibe Flegias, hijo de Ares y de Chyrse, rey de los lapitas. Flegias incendió el templo de Apolo en Delfos porque ese dios sedujo a su hija. Flegias es el barquero que transporta las almas en la laguna muerta de Estigia; Flegias es también la alegoría de la ira. Flegias, lleno de ira transportó a Virgilio y a Dante y se dirigieron a la ciudad de Dite, que está poblada de innumerables condenados debido a sus egos de ira y pereza. Al llegar a la orilla Dante vio a más de mil demonios llovidos del cielo que gritaban furiosamente, alegando que Dante no tenía por qué estar ahí, pues no había muerto. Su maestro los calma, no obstante, le pidieron a Virgilio que abandonara a Dante para ver si él solo podía seguir adelante o retroceder. Como para continuar tenían que atravesar una puerta hermética, esos demonios le dijeron a Virgilio: - “Ven tú solo, y qu