Los avernos V, gula
Prócoro Hernández Oropeza En el anterior círculo, el de la soberbia, apesadumbrado por las penas de las almas que encontró en ese parte infernal, Dante despierta y se ve rodeado de nuevos tormentos y atormentados; es el de los golosos. Describe que ahí se vive en una lluvia eterna, maldita, fría y densa, cayendo siempre al mismo tiempo y sin cambiar nunca. Grueso granizo, agua sucia se precipitan a través del aire tenebroso y hace que la tierra, al recibirlos exhale un olor pestilente. El que controla ese dominio es el cerbero o cancerbero, el perro de las tres cabezas; por sus tres fauces simboliza la voracidad insaciable. Es el Canto VI, donde describe la ferocidad de este demonio; ladra a la manera de los perros con tres gargantas. Tiene los ojos bermejos, la barba grasienta y negra, el vientre ancho y las patas provistas de uñas con las que araña a las almas, las desgarra y descuartiza. En este tercer círculo, Dante y Virgilio continúan encontrando pecados incontinent