Los misterios de la vida II
Prócoro Hernández Oropeza La vida es un misterio. No sabemos de dónde venimos, ni a dónde vamos cuando desencarnemos. Las religiones dicen que si me porto bien voy al cielo, si me enredo en las faldas de la maldad me iré al infierno. Así de simple la vida no tiene sentido, hay algo más allá de nuestras creencias, de nuestros conceptos. Ni en las escuelas, ni en la religión nos han dicho la verdad. Desde que se decretó que la educación fuera laica quedamos en la semioscuridad, huérfanos de historia, sin saber cuál es nuestro origen, nuestro destino. En parte, quienes lo decidieron pensaron que era lo correcto debido a que las religiones tampoco decían la verdad y en gran parte sólo pregonaban fanatismo, creencias que generaban odio o desprecio hacia quienes no comulgaran con ellos. Eso ha generado linchamientos, guerras, enconos, desprecio por la vida como la que se vivió en la época de la inquisición o la que se vive en varios países donde predomina el islam, de esas co