La piedra, viajera rueda del tiempo
Prócoro Hernández Oropeza Cuando caminamos por un sendero de tierra o a la orilla de un río o en la playa nos topamos con muchas piedras, piedras grandes y pequeñas, de colores y formas variadas; unas muy bien talladas, otras con formas ásperas y deformes. A veces nos tropezamos con una en el camino y nos caemos, en otras ocasiones puede servirnos para defendernos del ataque de algún animal y cuando no hay encendedor o fósforos, dos piedras pueden ser útiles para generar fuego. Las canciones mexicanas e internacionales hacen múltiples alusiones a las piedras. Una muy popular refiere: “Una piedra en el camino me ensenó que mi destino era rodar, rodar y rodar “, una especie de metáfora que alude precisamente a que la piedra ha viajado desde puntos muy distantes y que con el paso del tiempo se convirtió en el fragmento de una roca más grande. Bob Dylan en su canción Cómo una piedra rodante, refiere: “¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente? al estar sin un hogar/ como un completo desconocido