Los caminos de la vida
Prócoro Hernández Oropeza Reza una canción cumbiambera que los caminos de la vida no son como los que yo quisiera. Todos quisiéramos que fueran seguros, libres de obstáculos, sin rodeos ni cuestas arriba, sin pendientes peligrosas ni tampoco cansinos. La verdad no es así y cada cual camina el suyo de acuerdo a sus programas, a su karma, a su destino. Unos son fáciles, otros difíciles, oscuros, sin señalamientos, ni sentidos. Lo cierto es que no hay caminos fáciles o difíciles, cada quien va construyendo sus propios caminos. Como decía el poeta Antonio Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre el mar. Esto significa que nada es definitivo, caminos habrá que otros han trazado, sean caminos de terracerías, asfalto o cemento, caminos de cuota o libres, de acceso rápido o lento, pero lo cierto es que cada uno los habrá de recorrer con sus propios medios o simplemente a