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Mostrando entradas de febrero 24, 2013

El arte de comer II

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Prócoro Hernández Oropeza El acto de comer debe ser consciente, lo dijimos en la entrega anterior, no mecánico. Entender que lo que llevamos a nuestra boca puede ser beneficioso o perjudicial para nuestro cuerpo. Recordemos que nuestro cuerpo es como un templo sagrado donde radica nuestro Dios interno y por lo mismo debemos estar conscientes acerca de cómo lo alimentamos. Pero el acto de comer no sólo implica lo que comemos, sino también la forma en que comemos. En diferentes culturas y religiones, antes de comer se realiza una oración de gracias, ya sea pidiendo la bendición de los alimentos por alguna deidad u ofreciéndola a esa misma deidad. En otras se canta una canción antes de comer o bien se realiza oración y se ofrecen esos alimentos a las deidades desde que se preparan los alimentos. Desde el punto de vista yóguico existen tres tipos de comida: A. alimentos solares que crecen más de un metros sobre el piso. Estos absorben la máxima energía del sol y menos de la tie

El arte de comer

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Prócoro Hernández Oropeza Dice un dicho que somos lo que comemos. Unos somos vegetarianos, la mayoría carnívoros o la combinación de ambos. Unos comen por placer, para complacer sus sentidos, otras para mantener su cuerpo sano y joven. Los primeros, diremos, no tienen conciencia de su alimento y comen lo que tienen a su alcance, sea porque deben comer o para complacer sus sentidos o la gula. Los segundos son más conscientes y buscan alimentos sanos que ayuden a fortalecer su cuerpo y le proporcione los  nutrientes útiles para su salud y energía. En yoga decimos que el cuerpo humano necesita alimento por dos propósitos: Como combustible para generar energía y como material puro para repararse así mismo.  Nuestras vidas tienen muchas facetas: cómo pensamos, cómo nos comportamos, cómo nos proyectamos, cómo nos comunicamos; pero la faceta más importante es cómo comemos.  Para la mayoría, la alimentación no es una cuestión de entrenamiento consciente, sino una experiencia fortuita