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    El poder del amor, nuestra real naturaleza Prócoro Hernández Oropeza La mayoría piensa que venimos a este mundo por una sola ocasión y por tal motivo gasta toda su energía en ser alguien que destaque, sea feliz, tenga poder, riqueza, amor, admiración. Sólo logra pequeñas porciones de ello o si obtiene poder o riqueza vivirá atado a sus redes y no logrará la felicidad ni el despertar de la conciencia. Sí, porque la mayoría estamos dormidos, pensando que esta realidad que percibimos con los cinco sentidos es todo lo que existe. La tradición budista, hinduista afirma que esto es una ilusión. Que este gran planeta rotatorio y nuestra individualidad humana no nos fueron dados sólo para que existiésemos por cierto tiempo y luego nos desvaneciésemos en la nada, sino para que pudiéramos indagar el sentido de todo. Vivir sin comprender el propósito de la vida es absurdo y, además, una pérdida de tiempo. El misterio de la vida nos rodea y la inteligencia se nos concedió para develar es

Mi misión

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 Prócoro Hernández Oropeza Hace un par de décadas tome un diplomado en la Universidad de Guadalajara, Campus Puerto Vallarta sobre Alta dirección. El profesor había sido un jesuita arrepentido y en ese tiempo se dedicaba a impartir cursos de desarrollo humano. Lo interesante es que cuando nos dio unos apuntes, una frase cambió mi percepción del mundo y el universo: “Cuando el hombre sabe a dónde va, la providencia le abre el paso.” Yo me pregunté qué o quién es la providencia. En ese tiempo todavía era un escéptico de la espiritualidad; en mi formación universitaria predominaba el marxismo y me pusieron en un dilema cuando los maestros, varios de ellos, claro, era la moda, nos decían que Dios fue inventado por los hombres, no el hombre era una creación divina. Después de un año de batallar en mi mente acepté esa filosofía y en ese momento me sentí liberado. Con el paso del tiempo, con la madurez que da el añejamiento del tiempo empecé a dudar de esa filosofía marxista. Me p

La búsqueda de la verdad

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Prócoro Hernández Oropeza Escuchad vosotros mismos y mirad el infinito del espacio y del tiempo. Allí se oye el canto de los astros, la voz de los números, la armonía de las esferas. Cada sol es un pensamiento de Dios, y cada planeta un modo de este pensamiento. Para conocer el pensamiento divino, ¡Oh almas!, es para lo que bajáis y subís penosamente el camino de los siete planetas y de sus siete cielos. ¿Qué hacen los astros? ´Qué dicen los números? ¿Qué ruedan las esferas? ¡Oh, almas perdidas o salvadas!; ¡ellos dicen, ellos cantan, ellas ruedan, vuestros destinos! Fragmentos del pensamiento de Hermes Trismegisto. Estos hermosos pensamientos de Hermes Trismegisto, conocido como el tres veces maestro porque fue sacerdote, rey y legislador, considerado el primer iniciador de Egipto, hablan de la gran sabiduría y una época de oro que vivió esta nación hace más de diez mil años. Durante su estancia en este planeta se caracterizó porque en un solo gobernante se encontraban

La madre, una diosa sagrada

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Prócoro Hernández Oropeza Cada mujer, cada madre es la encarnación del eterno femenino. Es un poema viviente, un libro abierto, un ángel, un hada, es la viva representación física de Dios madre como naturaleza. De acuerdo a los grandes sabios, El padre-Madre absoluto necesitaba conocerse a sí mismo a través de la creación, como un acto de infinito Amor extiende un gran telar donde todas las esencias puedan aprender quiénes son y ser conscientes de su propia felicidad y realidad; todas tienen la oportunidad del aprendizaje y autorrealización siendo la vida un medio para este fin, y regresar a casa con la experiencia del ciclo completo. Para lograr esto, el Espíritu y la Materia Primordial crea a las tres fuerzas primarias, el Santo Afirmar, el Santo Negar y el Santo Conciliar, Osiris, Isis y Horus en Egipto, Brama, Vishnú y Shiva en la India, en el cristianismo son el Padre, la Virgen Madre y el Cristo, en el gnosticismo universal se habla de tres Logos, son los tres principios: posi

Más ecos de la locura humana

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Prócoro Hernández Oropeza Esta humanidad, que de humanidad tiene poco, vive momentos muy críticos. Con una grave pandemia, países con guerras permanentes y violencia por narcotráfico de drogas y otras calamidades. ¿Cuál es el significado de humanidad? De acuerdo a los diccionarios es la c apacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas. La esencia o la naturaleza de los seres humanos, o sea, el modo supuestamente propio que tenemos de comportarnos, para bien y para mal. El sentimiento de compasión y conmiseración con otra persona a la que se reconoce como perteneciente a la misma especie humana, pero en realidad actuamos, no como humanos, sino como máquinas sin sentimiento, sin compasión, mucho menos amor. Somos, como decía un maestro, humanoides que actuamos inconscientemente como robots. El filósofo griego Diógenes de Sínope (413 a.C.), discípulo de Antístenes en Atenas, apareció en cierta ocasión en una plaza de esa ciudad, a plena luz del

Entre la oscuridad y la luz

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Prócoro Hernández Oropeza En estos encierros caseros por la famosa pandemia que asola el planeta, la gente está conectada con las nuevas y diversas redes de comunicación y por ellas fluye tanta información y desinformación, algunas positivas, otras que generan odio, temor, pánico, angustia, recelo, inquietudes. La mayoría adjudicando el origen de la pandemia a manos siniestras, a grupos que quieren eliminar a una parte de la humanidad para reducir la población, grupos siniestros que intentan el control de la humanidad o de la economía internacional. Sea lo que sea, es una de tantas pruebas a las que debemos enfrentar con sabiduría, en paz y armonía. Muchos dirán que eso es imposible, sobre todo para quienes se han quedado sin trabajo, para las empresas grandes, medianas y pequeñas que han sido obligadas a cerrar, a profesionistas que no pueden laborar en sus oficinas o despachos. En fin, la mayoría siente que le han restringido su libertad y algunos pasan por mome

Reflexiones sobre la locura humana

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Prócoro Hernández Oropeza La ciencia ficción, la literatura y algunos videntes han pronosticado situaciones críticas para la humanidad, tal como la pandemia que hoy azuza al planeta. En su novela titulada Ensayo sobre la ceguera, el escritor José Saramago narra el surgimiento de una pandemia provocada por un virus desconocido que deja ciegos a quienes se contagian, sólo pueden ver una luz blanca y densa.   Al inicio del libro, Saramago describe a un hombre que ha quedado ciego de forma inexplicable en medio de la calle. Este conducía un auto y al llegar a un alto del semáforo ya no pudo avanzar. Las reacciones de la gente son diferentes; los automovilistas de atrás tocan frenéticamente el claxon, otras se acercan a tratar de ayudar al hombre. Este les dice que inexplicablemente ha perdido la vista, todo lo ve en blanco. El escritor la llama ceguera blanca que vino de la nada, algo parecido a la pandemia del Covid-19.   Unas personas proponen que sería mejor dejar el c