El miedo, una ilusión
Prócoro Hernández Oropeza Todos hemos vivido experiencias de miedo. De pequeño nos contaban los mayores que en el pueblo había lugares donde se aparecía o la muerte o los naguales, la bruja, hasta el diablo. De noche nos daba miedo pasar por esos sitios de espanto. Una ocasión mi padre me pidió que les llevara la cena a un rancho que se encontraba a unos 15 0 20 kilómetros del pueblo. Él y otros dos tíos se fueron a pie de cacería y me pidieron que los alcanzara en tal rancho, que se llama “Potrero Hondo”. Ese rancho no lo conocía, sólo había pasado cerca o lo divisaba desde el cerro, cerca de la casa de mis padres, que se encontraba ubicada en las faldas del mismo, justo al otro lado de donde se halla aún ese rancho. Salí de casa pardeando la tarde, a lomo de caballo y arreando otro. Mi temor era pasar en la oscuridad de la noche por una ex hacienda abandonada, denominada “Zavala”, de la cual se contaban terribles historias. Una de ellas era la aparición de la muerte a