Reflexiones cotidianas Ah, la lluvia Prócoro Hernández Oropeza Ya cayeron las primeras lluvias de la temporada y con ello el calor aminoró. Pero no sólo eso, las montañas reverdecieron, sus árboles se cubrieron de nuevo ropaje y el cielo se aclaró. Es como si la lluvia hubiese disipado polvo, humo, smog y la somnolencia de la ciudad. Hasta las calles lucen limpias, cuando menos de tierra. Los ríos vuelven a cobrar vida, sobre todo el río Pitillal, cuyo sonido ha estado ausente por varios meses. Se secó mucho antes que otras temporadas. Es posible que hace cincuenta años o más este río no se secara, eso lo han de saber los viejos vallartenses. Huele a tierra mojada y se percibe la alegría de las aves y también de nosotros porque el calor ha disminuido, y a pesar de las nubes, el día se ve más transparente, el cielo limpio y más azul. Y es que la lluvia, el agua es un elemento purificador, no sólo de nuestro cuerpo físico, sino también de nuestra alma. En cierta
Entradas
Mostrando entradas de junio 17, 2012