Bailando bajo la lluvia
Prócoro Hernández Oropeza La lluvia, la Hermosa lluvia, también es motivo de fiesta, de sorpresas, de alegría y poesía. De hecho, una lluvia es un verdadero poema; cada gota de lluvia tiene un ritmo, una vibración, un sonido, versos y versos que al final crean un canto vivo, un canto a la madre naturaleza. Es un canto del cielo, un regalo divino, una expresión del amor supremo. Así como un poema puede ser suave y delicado, cálido o romántico, sublime y eterno, la lluvia también expresa esos estados de ánimo, son los estados de ánimo del cielo, que al final son los nuestros propios. El agua, está comprobado, es un ser vivo y como tal está conectada con la energía que generamos con nuestros pensamientos, emociones, acciones. El japonés Masuro Emoto ha fotografiado pequeñas gotas de agua, que antes de cristalizarlas las sometió a ciertas emociones, tanto positivas como negativas y dependiendo de esos estados de vibración se formaron cristales de gran belleza o totalmente informes. Si