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Mostrando entradas de julio 15, 2012

Castigo divino

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Prócoro Hernández Oropeza Casi todas las religiones asumen y lo manifiestan que Dios es castigador. Nos hablan de un Dios casi tirano que sólo está observando nuestros pasos, movimientos y acciones. Dependiendo hacia qué lado caminamos, a la luz o la oscuridad, él nos premiará. Si nuestras acciones de palabra, pensamiento u obras fueron injustas, él nos castigará y en última instancia nos enviará al infierno a expiar todos nuestros pecados. Esa idea, del Dios castigador, viene desde el viejo testamento, en la religión cristiana y desde entonces ha moldeado nuestra conducta, haciéndonos creer que ese terrible Dios nos pondrá en nuestro lugar cuando muramos. Esa tendencia también la encontramos en la antigua cultura griega con Zeus terrible y poderoso. Todas esas ideas han desdibujado a Dios, siendo que él es como un padre amoroso y compasivo que sólo desea los mejor para sus hijos. Por ello nos dio el libre albedrío para que experimentáramos la luz o la oscuridad, el amor o el antiam

Involución, evolución y revolución

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Prócoro Hernández Oropeza El ser humano vino a este mundo para despertar del letargo que lo mantiene dormido por centurias, pero no lo sabe. Cada vez que nace toma el agua del olvido y se queda atrapado en la ilusión, en la ilusión del ego. Entonces se olvida que un día fue luz,  vino de la luz y del amor;  era un águila que volaba entre la luz y de repente vio la oscuridad y quiso saber qué era eso. Vino a la oscuridad y se quedó atrapado en ella. Somos águilas caídas que tarde o temprano tenemos que regresar a la luz. Para hacerlo hay que despertar y empezar nuestro camino de evolución. Si somos dioses en construcción entonces debemos tomar conciencia de ello y buscar el sendero de la ascensión. En cuerpo físico o como seres humanos tenemos 108 oportunidades para evolucionar. 108 vidas para encontrar el camino; hay muchos caminos. No obstante el ser humano, un 80 por ciento, no los ve o no sabe que existen. Piensan que su vida consiste solo en nacer, crecer y morir. Si acaso alguno