Castigo divino
Prócoro Hernández Oropeza Casi todas las religiones asumen y lo manifiestan que Dios es castigador. Nos hablan de un Dios casi tirano que sólo está observando nuestros pasos, movimientos y acciones. Dependiendo hacia qué lado caminamos, a la luz o la oscuridad, él nos premiará. Si nuestras acciones de palabra, pensamiento u obras fueron injustas, él nos castigará y en última instancia nos enviará al infierno a expiar todos nuestros pecados. Esa idea, del Dios castigador, viene desde el viejo testamento, en la religión cristiana y desde entonces ha moldeado nuestra conducta, haciéndonos creer que ese terrible Dios nos pondrá en nuestro lugar cuando muramos. Esa tendencia también la encontramos en la antigua cultura griega con Zeus terrible y poderoso. Todas esas ideas han desdibujado a Dios, siendo que él es como un padre amoroso y compasivo que sólo desea los mejor para sus hijos. Por ello nos dio el libre albedrío para que experimentáramos la luz o la oscuridad, el amor o el antiam