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Trump, el demonio de la mala voluntad

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Prócoro Hernández Oropeza En la pasión de Cristo, en su proceso de crucifixión, Jesús mostró las tres furias del demonio, las hidras venenosas: Judas, el demonio del deseo; Pilatos, el demonio de la mente; Caifás, el demonio de la mala voluntad. Estos tres traidores crucifican a nuestro Cristo interior, el Señor de Perfecciones en el fondo mismo de nuestra alma. Se trata de tres tipos específicos de elementos inhumanos fundamentales que se presentaron en el drama cósmico que vivió el Jesús histórico. Indudablemente el citado drama se ha vivido siempre secretamente en las profundidades de la CONCIENCIA superlativa de de dada uno de nuestro Ser y se vive o lo manifestamos en el exterior. Los tres traidores: Judas, Caifás y Pilatos los cargamos en nuestra psique. Judas representa el demonio del deseo, Caifás, demonio de la mala voluntad y Pilatos el demonio de la mente. El primero cambia al señor, a nuestro Dios interno por treinta monedas, por fama, dinero, licores, adulterio, fornicac...

La serpiente de cinco capuchas*

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Prócoro Hernández Oropeza Uno de los anhelos más grandes de los humanos es encontrar la felicidad. Queremos ser felices a cualquier costo y en todo momento. Eso no es fácil y no lo es porque buscamos la felicidad afuera y sólo de vez en cuando logramos pequeños momentos de alegría. Nos sentimos alegres cuando alguien nos reconoce alguna virtud o acción, nos otorgan el regalo que tanto deseábamos, nos brinda amor nuestra pareja o nuestros hijos, obtenemos un buen puesto en el trabajo o concluimos una carrera profesional. Eso no es felicidad, son momentos de placer. Una vez que pasa ese momento, por ejemplo obtenemos el nuevo empleo o compramos el carro que tanto deseábamos, vienen otros deseos, otras preocupaciones, otros antojos. La verdadera felicidad se halla dentro, en nuestro interior, cuando adquirimos verdadera paz interior, cuando hemos controlado nuestra mente y la hemos alejado de las pasiones y deseos. Estiman los maestros que quien ha controlado su mente ha controlado el m...

La expresión divina

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Prócoro Hernández Oropeza Se va Agosto, llega septiembre. Arriba, el cielo se estremece con el fuego de los rayos, las nubes se agitan y los árboles bailan con las olas del viento. Los cerros lucen trajes muy verdes y se sienten bastante contentos. Los pájaros se esconden entre las ramas, otros rayan el cielo con sus alas. Hace calor, es verano y las lluvias no son tan pródigas como antes. En los atardeceres, Dios sol pinta hermosos paisajes, acuarelas y bajo relieves. Los pintores se admiran y se sienten menos porque no tienen esa habilidad para expresar la belleza y el colorido de esos instantes de luz y sobras, colores y formas. ¡Qué maravilloso planeta poseemos! Es nuestra casa, nuestro sustentador. Pero como andamos dormidos no percibimos esta belleza, sus riquezas, sus bondades, su magnificencia. Se va agosto, llega septiembre, pero para la mayoría es un dato del calendario, una rutina del tiempo que debemos vivir. Es más que una rutina. Si nos detuviéramos a mirar todo lo que...

Om tat sat, Yo soy eso

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Prócoro Hernández Oropeza De pequeños, cuando surgía alguna diferencia entre dos amigos o hermanos solíamos decir: Pinto mi raya. Esto para delimitar mi espacio, para no ser molestado o para marcar mis diferencias con el otro. Era y sigue siendo una cuestión de costumbre o de hábitos; lo es porque desde que nacimos en este planeta con la conciencia dormida venimos con esa aparente verdad de que estamos divididos, cada uno está separado del otro. Entonces surgieron los apegos, las posesiones, la propiedad privada, las leyes y la separación de razas, países, culturas. Y cada persona, raza o nación piensa que es mejor que la otra y se inculca la idea de que cada especie, cada individuo debe, si quiere sobrevivir o destacar, luchar denodadamente contra el otro; vino la competencia, la división, la lucha, la guerra, el exterminio. En los antiguos textos sagrados védicos, cuando se vivía en una sociedad de luz, con conciencia despierta, se menciona la palabra Om tat sat, como un mantra s...

Concentración y meditación*

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Prócoro Hernández Oropeza Los maestros lo dicen: sin concentración no es posible la meditación. Para aprender a meditar es necesario aquietar la mente, ya que la concentración es un primer peldaño para lograr una verdadera meditación. El maestro Sivananda decía que la concentración y la meditación son los senderos reales para la perfección. La concentración, sea en un punto fijo, interno o externo o en un mantra sirve para purificar la mente, pero también debe ir acompañado de un entrenamiento ético. ¿Qué significa esto? Sencillamente que a la par debe haber un trabajo de practica espiritual, de eliminación de los agregados psicológicos; un trabajo interior de auto observación, de atención consciente. La concentración sin pureza mental carece de eficacia. Muchas personas quieren meditar y no pueden, no existe concentración debido a que su mente está llena de pasión y de toda clase de deseos fantásticos, preocupaciones, angustias, expectativas, estima el maestro Sivananda. Su mente ...

Reparte bendiciones

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Prócoro Hernández Oropeza Cuando un hombre va por la vida repartiendo sus desgracias indudablemente va compartiendo sus miserias, el sufrimiento. Es más común que la gente hable de sus desgracias y las comparta con sus amigos, familiares y hasta con desconocidos. Eso habla de la calidad de su vida y de su desarrollo espiritual. Los grandes maestros aconsejan que en vez de repartir nuestras desgracias, compartamos bendiciones. Si alguien me ofende o me lastima, en vez de contraatacar o responder con la misma moneda, puedo mandarle bendiciones. En vez de compartir mis desgracias con alguien, es mejor contar y repartir mis bendiciones y agradecimientos por todo lo que sucede en mi vida, en mis experiencias, sean gratas o no, positivas o negativas. Como afirma un maestro: “La vida es un regalo muy preciado. Si tomamos la vida como un regalo, eso resolverá los problemas del mundo.” Es un regalo que se nos otorga para aprender a amar, a comprender nuestra verdadera identidad, nuestra mi...

El vacío iluminador

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Prócoro Hernández Oropeza ¿Qué es el vacio? Se puede afirmar que un vaso está vacío cuando no posee ningún elemento como agua o jugo. El vacío iluminador es distinto; es un proceso que se adquiere a través de un profundo trabajo espiritual. Es el vacío de la mente que se logra mediante un trabajo meditativo constante y profundo y por lo mismo es imposible describirlo; es necesario y urgente sentir y experimentar el aspecto vacío de la mente. Existen dos tipos de iluminación: la primera suele llamarse «agua muerta» porque tiene ataduras. Todavía seguimos atados, nuestra mente está limitada por los agregados psicológicos. La segunda es elogiada como «la Gran Vida» porque es iluminación sin ataduras, vacío iluminador. En esto hay grados y grados, escaleras y escaleras; es necesario llegar, primero, al aspecto iluminado de la conciencia y, después, al conocimiento objetivo, al vacío iluminador. El vacío es un término claro y preciso que expresa la naturaleza no substancial y no personal ...