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Personalidad y esencia

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Prócoro Hernández Oropeza La personalidad es aquella envoltura que nos define como personas y que vamos construyendo a lo largo de nuestra vida. Se supone que durante los tres o cuatro primeros años de vida, sólo se manifiesta en el niño la belleza de la ESENCIA, entonces el niño es tierno, dulce, hermoso en todos sus aspectos Psicológicos. En la esencia están contenidas nuestras cualidades innatas como el amor, la felicidad, las virtudes. Esa esencia se alimenta con ternura, cariño sin límites, amor, música, buena música, flores, belleza, armonía. Si esas cualidades no se manifiestan en el niño, este se va desconectando de ellas y va forjando una personalidad., en la personalidad tenemos el ejemplo de nuestros mayores, lo que hemos aprendido en el Hogar, en la Escuela, en la Calle. En la esencia tenemos todo lo que es propio, en la personalidad todo lo que es prestado. Es decir, todo aquello que hemos aprehendido en la familia, la escuela, la sociedad; de estas aprehendemos e in...

La era de hierro

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Prócoro Hernández Oropeza Holanda y Suecia son dos países que aportan grandes lecciones en cuanto al delito se refiere. A falta de delitos, pero sobre todo a la aplicación de políticas para prevenir y evitar el delito, además de la legalización de algunos tipos de drogas, les ha permitido cerrar cárceles, algo insólito para la humanidad en el planeta. Insólito o increíble porque las cárceles en nuestro país y en el resto del mundo son insuficientes y además nunca jamás son centros de regeneración delincuencial. Al contrario se han convertido en verdaderas escuelas del delito. Muchos delincuentes son los que controlan las cárceles y desde ahí operan impunemente. En esta ciudad, como en otras se sabe de la práctica de extorsión mediante llamadas celulares. El factor sorpresa es su principal arma. El afectado recibe una llamada en donde un tipo, con voz amenazante, le pide a la víctima que salga de su casa y se dirija hacia un punto, puede ser un hotel, una escuela, un parque. De no ha...

Las once ovejas

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Prócoro Hernández Oropeza Aún llegan a mis oídos aquellas palabras de reproche, un reproche amoroso, que mi madre decía cuando nos enviaba a realizar algún mandado y tardábamos más de lo esperado: “Parece que vienes arreando tus once ovejas”. En México decimos mandado cuando se nos envía realizar un pedido o trabajo, como ir a comprar las tortillas o algún producto a una tienda o entregar un recado a alguien. Así que caminar como si estuviera arriando once ovejas significa que caminamos lento o nos tardamos más de lo necesario porque nos embromamos o desviamos del camino. Era natural que de pequeños, en el trayecto al mandado, nos encontrásemos con algún amigo y nos pusiéramos a platicar o compartir un juego de canicas. Esto también se manifiesta en el camino espiritual. Cuando decidimos abrazar o andar un camino espiritual, podemos ir rápido o lento, como arriando esas once ovejas. En otras ocasiones nos desviamos del camino por esos juegos de la mente controlada por los yoes. U...

Resistencia es persistencia

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Prócoro Hernández Oropeza Una de las leyes de la física y de la metafísica aduce que aquello que más resistimos mayormente persiste. Entre más resistas alguna contrariedad, amenaza, temor, angustia ésta tiende a fortalecer las energías que intencionalmente opones o rechazas. Cuando nos rendimos y ya no luchamos resistiendo, por ejemplo un miedo, éste se diluirá, se perderá en el vacío. Les cuento una anécdota personal. Una ocasión mi padre me envío al rancho de un tío que estaba a una hora de nuestra casa, a trote de caballo. Tendría unos nueve o diez años de edad. El rancho se encontraba en el campo, al cual nunca había ido, sólo lo había visto de lejos. Ya era tarde cuando salí de casa, a lomo de caballo y llevando otros dos más, pues mi padre y dos tíos se fueron a pie, intentando cazar un conejo para la cena. Yo llevaba alimentos y cobijas, pues allá pernoctaríamos. Antes de llegar al rancho debía pasar por una ex hacienda abandonada, donde se contaba que la muerte se aparecía....

Nuestra cárcel

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Prócoro Hernández Oropeza En esta vida hay de presos a presos. Unos, quienes están pagando una condena por algún delito que cometieron. Ellos viven en doble prisión, la de la cárcel física y la de su mente. Existe otro tipo de presos, podríamos decir, presos de conciencia, que somos la mayoría de la humanidad. Aunque no lo queramos reconocer somos prisioneros, vivimos como prisioneros, pensamos y actuamos como prisioneros. En la cárcel de la mente, se mueven muchos yoes que actúan, piensan y sienten por nosotros. Vivimos como ese hombre singular que había sido encarcelado. A través de un ventanuco enrejado que había en su celda gustaba de mirar al exterior. Todos los días se asomaba al ventanuco, y, cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras e irrefrenables carcajadas. El guardián estaba realmente sorprendido. Un día ya no pudo por menos que preguntar al preso: --Oye, hombre, ¿a qué vienen todas esas risotadas día tras día? Y el preso con...

Entre Muertos y retornos

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Prócoro Hernández Oropeza En mi tierra, Tlaxcala, la celebración de los “Santos difuntos”, que no todos son santos, es muy interesante y expresiva. El día primero se esparcen flores desde el camino hasta el altar que se dispone a los “Santos Inocentes”, los que murieron a edad temprana. El altar, colocado en la sala principal, además de las fotos de los difuntos, lleva frutas, atole, tamales, calaveritas de azúcar, flores, el famoso pan de muertos, sin faltar el dulce de calabaza o camote. El incienso de copal impregna la sala con ese olor que nos remite a la muerte y a lo místico. Por lo regular cada familia tiene su horno para cocer su pan, especialmente para estos días de difuntos. Desde tres días antes, los familiares ya amigos se reúnen para encender el horno, preparar la masa y empezar a cocer los primeros panes. Son de dos tipos: de sal o de azúcar, a los primeros se les llama pambazos y a los segundos, hojaldras, adornadas con cuatro bolitas entrecruzadas por unos delgados ...

Las pruebas y las tentaciones

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Prócoro Hernández Oropeza En la vida nos enfrentamos a muchas pruebas o retos, otros le llaman adversidades, contratiempos, sufrimientos o desencuentros. La cuestión es que, dependiendo del estado de consciencia, unos las ven con alegría, optimismo, valentía, otros en sufrimiento. Unos sacan lecciones de esas pruebas, otros se quedan atorados en esos eventos y sufren tremendas rasgaduras del alma. En la Epístola Universal de Santiago afirma sobre estas pruebas lo siguiente: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Más tenga la paciencia su obra completa para que seáis perfectos sin que os falte cosa alguna.” Nos invita a tener sumo gozo, algo difícil para la mayoría de la personas. Si un ladrón le asalta, con justa razón puede afirmar: “Cómo me pides que goce el hecho de sufrir un asalto a punta de pistola. ¿Y el miedo y el coraje y lo que me quitó, acaso es motivo para gozar, reír o festejarlo...