El miedo es un demonio que nos aleja del amor
Prócoro Hernández Oropeza
El planeta entero está viviendo un proceso difícil, donde el miedo a una enfermedad provocada por un virus está haciendo estragos en diversos países y pareciera ser que se extenderá por todo el globo. Cuando el miedo entra a nuestra psique se propaga y se convierte en otro virus más temible que aquel que está provocando el llamado Coronavirus. Por miedo nos paralizamos, por miedo generamos pensamientos negativos, sufrimiento y esas energías las lanzamos al universo. Esa energía negativa se torna colectiva e impregna todo lo que nos rodea; entre la familia, amigos, se propaga en los medios de comunicación, en las redes sociales.
De acuerdo a los diccionarios, el miedo es una emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror.
El miedo provoca ansiedad y este se puede convertir en miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna relación con el peligro. Ambos, miedo real y miedo neurótico, fueron términos definidos por Sigmund Freud en su teoría del miedo. Para la psicología académica conductista el miedo es algo aprendido. Otra corriente de la psicología define que el miedo existente corresponde a un conflicto básico inconsciente y no resuelto, al que hace referencia.
Desde otra perspectiva, la psicología transpersonal, el miedo y la búsqueda de seguridad son dos elementos que han convertido al planeta tierra en un espantoso infierno. Todo el mundo teme. Todo el mundo quiere seguridades. Y cuando aparece una posible pandemia como la que se enfrenta ahora eso genera pánico y mucha inseguridad. Por precaución se cierran fronteras, se obliga a las personas a quedarse en casa, prácticamente un acuartelamiento, un estado de sitio, como ya sucede en China e Italia y que se prevé se extienda a muchos más países.
Al respecto, se han generado varias hipótesis acerca de este virus. La que ha cobrado más fuerza es que debido a la venta y consumo de animales exóticos en la ciudad Wuhan, China, se generó un virus que contagio a ciertos trabajadores de ese mercado y luego se propagó por toda la ciudad. El diario oficial Granma, con todos sus asegunes, aseguró que la actual epidemia de coronavirus podría deberse a una "acción de terrorismo biológico" promovida por EEUU para debilitar a China. un germen creado en laboratorios de Estados Unidos, como arma bacteriológica de la guerra comercial desatada por Washington contra China. Esa misma opinión se ha divulgado por otras fuentes, pero a decir verdad nada se sabe al respecto, lo único que sí se reconoce es su peligrosidad.
¿Qué hacer ante este panorama? La epidemia ahí está, no se puede negar, ni tampoco su posible expansión por todo el planeta y su peligrosidad. Lo recomendable es seguir las instrucciones que han dictado las autoridades sanitarias, pero sobre todo no caer en pánico. Tomar precauciones y comprar alimentos perecederos e insumos que se requieran en caso de una emergencia de cuarentena como sucede en China y en Italia. Pero sobre todo no caer en pánico.
Es indispensable, como sugieren los sabios, que todo individuo aprenda a confiar más en sí mismo. El miedo y la búsqueda de seguridad son terribles debilidades que han convertido la vida en un espantoso INFIERNO. Por doquiera abundan los cobardes, los miedosos, los débiles que andan siempre en busca de SEGURIDAD. Se teme a la vida, se teme a la muerte, se teme al qué dirán, "al dice que sé dice", a perder la posición social, la posición política, el prestigio, el dinero, la bonita casa, la bonita mujer, el buen marido, el empleo, el negocio, el monopolio, los muebles, el carro, etc. etc. etc. a todo se teme, abundan por todas partes los cobardes, los miedosos, los débiles, más, nadie se cree a sí mismo cobarde, todos presumen de fuertes, valerosos, etc. Todo eso puede pasar si caemos en pánico.
El miedo está en nuestra psique, es generado por ella a través de los yoes que cargamos adentro. El miedo es la madre de los yoes. Son los yoes los que se preocupan, los que sienten miedo, los que se angustian, se enojan y nos arrastran al sufrimiento. Es de esa forma como se alimentan de nuestra energía. Una sociedad con pánico o terror vive estresada, sin energía y más fácilmente se enferma y podemos morir. Pero dicen los hindúes: no hay muerte, este nombre es una mentira y su idea una ilusión nacida de la ignorancia. Nada muere realmente, aunque todo experimenta un cambio de forma y de actividad.
Si sabemos que somos eternos, que nuestra real naturaleza es divina, qué nos debe preocupar. Y si nos toca pues ya era tiempo de dejar este cuerpo, tal vez parte de nuestro karma. Sólo nos queda estar en paz, expresar el amor y las virtudes y no el miedo, la ignorancia y el desánimo o desesperanza. Con nuestra mente, pensamientos y emociones podremos crear una nueva realidad; un mundo sin enfermedades, sin miedo, sólo con alegría y paz, pero se debe realizar un profundo trabajo interior que nos ayude a superar las barreras de la ignorancia y el miedo.
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