El purgatorio, los perezosos V



Prócoro Hernández Oropeza
Cuarta Grada (La Pereza)
En el Canto XVIII y XIX Dante describe la grada de la Pereza, en esto tuvo un sueño; en él se le aparece una sirena, quien le indica que con sus cantos atraía a los marinos y los seducía. Ulises para no escuchar sus cantos se tapó los oídos; son los cantos de esas sirenas que nos incitan a las pasiones mundanas, tales como la pereza. Luego se le aparece una mujer santa que la confunde y le grita llena de cólera: ¡Oh, Virgilio, Virgilio! ¿Quién es esta? Virgilio se acercó a la mujer sirena, le rasgó las vestiduras y la descubrió por delante mostrándole a Dante su vientre, y el hedor que de él salía le despertó.
Virgilio le dice a su alumno: - Tres veces por lo menos te he llamado. Levántate y busquemos la puerta por la que has de entrar. Antes, Dante le pide a Virgilio que le explique qué es el amor al que reduce todo buen obrar (diligencia) y su contrario (pereza). Virgilio le dice:
- El alma, que es creada capaz para amar, es movida hacia toda cosa que le place tan pronto como el placer la activa. Aquí describe a la virtud de la diligencia, contrario a la pereza. Su facultad aprehensiva de las cosas reales obtiene de ellas una imagen y la desenvuelve dentro de ustedes, hasta presentarla al alma; y si ésta se ve impulsada a apoderarse de ella, ese impulso es el amor natural que de nuevo actúa en ustedes. Luego dante describe a un grupo de almas que venían hacia ellos a grandes zancadas impulsadas por la buena voluntad y el justo amor, queriéndose redimir de su pecado la pereza y gritaban: - ¡Pronto, pronto, que por falta de amor no se pierda el tiempo! Que el deseo de obra bien reverdezca la gracia.
En esta cuarta terraza se encuentran las almas de aquellos que pecaron por descuido lo que sería la Pereza. Desde el momento en vida en que se falla al buscar el amor, aquí son condenados a incesantes trabajos. Los ejemplos de entusiasmo o energía, las virtudes opuestas, son clamados por las almas que recorren la terraza. Estos ejemplos incluyen episodios de la vida de la Virgen María, Julio César y Eneas. Esta actividad, además, remplaza las oraciones verbales de esta terraza. Estos perezosos están demasiado ocupados siquiera para conversar durante sus trabajos, por ello esta es una de las secciones más cortas del poema.
Alegóricamente, la pereza espiritual y la falta de cuidado llevan a la tristeza, la buenaventuranza de esta terraza es Beati qui lugent ("Benditos sean los que sufren, pues serán reconfortados," Mateo 5:440) (Canto XVIII y XIX).
La diligencia es la virtud contraria a la pereza. Herman Hesse decía: - “Una y otra vez se aferra uno a las cosas a las que ha tomado cariño y piensa que se trata de fidelidad, pero es sólo pereza.” Pereza es el deseo de no trabajar, que nos hace descuidar de nuestros deberes. Comprender lo que es ese elemento de inercia llamado pereza, no sólo en sus formas grotescas sino también en sus formas más sutiles, es indispensable para que nazca en nosotros el sentido de actividad.
Se entiende claramente que “no hacer nada” es perder el tiempo y es pereza, pero existe el otro extremo que es la hiperactividad que es “hacer algo todo el tiempo” y esto no se relaciona con la pereza, pero dicho de otra forma es hacer todo menos el primer deber que es la práctica que debe conducirnos en el camino de regreso.
Su contrario es la Diligencia, es hacer lo correcto y hacerlo correctamente, esto debe de traducirse en resultados, si en el cumplimiento del deber no existe esmero, empeño, ahínco, cuidado, prontitud, profundidad actitud proactiva, perseverancia, etc. hay pereza. No debemos engañarnos y por pereza dejamos de realizar nuestras oraciones, nuestras meditaciones, nuestro trabajo interior. Dante Alighieri decía: “El camino que conduce al Abismo está empedrado con buenas intenciones.”
Este defecto psicológico ocupa el cuarto lugar entre la legión de siete cabezas y las fases por las que se manifiesta son: inconsciencia, identificación, fascinación y sueño. Entre algunas manifestaciones de este defecto psicológico se identifican los siguientes: Aburrimiento: todo le molesta; Apatía: tiene poca iniciativa, no le interesa avanzar; Abandono de sí mismo, no se baña, ni se arregla; Sedentario: siempre está cansado y pasivo, no quiere trabajar; Bostezo frecuente; Buscar excusas: hoy no mañana sí, la enfermedad del mañana; Yo confianza extrema; Conformismo: Disconforme: con lo que hacen los demás; Cansancio frecuente; aburrimiento… (Continuará)

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