El purgatorio, los envidiosos IV
Prócoro
Hernández Oropeza
Al entrar a la
segunda terraza de los envidiosos, Dante y Virgilio en un primer momento oyen
voces contando historias acerca de la caridad, la virtud opuesta. Sin verlos,
dice Dante, sentimos volar hacia nosotros unos espíritus hablando e invitaban
cortésmente a sentarse en la mesa del amor (la caridad). La primera voz que
pasó volando dijo con fuerza: “Vinum non
habent” (Petición e María para que Jesús convirtiera el agua en vino) y lo fue repitiendo por detrás de
nosotros.
Las almas de los
envidiosos vestían túnicas grises de penitencia, y tenían sus ojos cosidos con
alambre de hierro, recordando la forma en cómo los cetreros cosían los ojos de
sus halcones para lograr entrenarlos – así se les hacía más necesario poder oír
que poder ver, como en este ejemplo (Canto XIII). La envidia es el pecado que
"mira con deseo y repudio la fortuna y riquezas de otros, tomando
cualquier oportunidad para quitarles o privarles de su felicidad" Tal como
una de las almas envidiosas dice:
"Mi sangre estaba hirviendo
con tanta envidia, que, cuando llegaba a ver a un hombre ser feliz,
hubieras podido ver la lividez que
me invadía."
Envidia
es el sufrimiento por el bien ajeno.
La envidia
es el resorte secreto de
toda la
maquinaria social.
Todo el funcionalismo de la mente se basa en
el “Más.” El “Mas” es el íntimo resorte secreto de la envidia. El “Más” es el
proceso comparativo de la mente.
Todo proceso comparativo es abominable.“Los yoes o elementos indeseables de la envidia,
confabulados con los del odio y con los de la pereza, detienen el progreso interior
del alma.” -V.M. Samael Aun Weor- Este ego tiene también múltiples gradientes
como el ego comparativo, ego Judas, traidor, distractor, posesivo, calculador,
competitivo, hipócrita, manipulador, posesivo, territorial, manipulador… Este defecto es considerado en la Psicología como el sexto entre los siete
demonios principales. No debemos olvidar que la envidia es el resorte secreto
de la acción.
Las fases por las que este
agregado se manifiesta son:
-Inconsciencia
-Identificación.
-Fascinación.
-Sueño
Lo contrario de la envidia es la
caridad o la felicidad por lo que otros tienen. “La
caridad es paciente, es amable, la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa,
no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta
el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
La
caridad es paciente, amable, la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa ni
engreída; es decoroso; no busca sus propios intereses; no se irrita; no tiene
en cuenta el mal.
Tercera
Grada, la ira.
A
medida que va saliendo de la terraza, la deslumbrante luz emitida por el ángel
de la terraza hace que Dante se siente ofuscado por tanta luz. Su maestro le
dice que no se asombre si aún le deslumbra la familia del cielo; ese es un
mensajero que viene a invitarlos a subir. Luego dice Dante:
"Después vi gente inflamadas en ira, con piedras
matar a un jovencito, unidos en un solo y fuerte grito: ¡Mátalo, mátalo,
mátalo! Y lo veía inclinarse, por la muerte que ya le pesaba, hacia la tierra,
más con los ojos siempre al cielo alzados, orando al alto Sire, entre tanta
guerra, que perdonase a sus perseguidores, con aquel semblante que a piedad
lleva."
Las
almas de los iracundos caminaban en fumarolas de acre, esto simboliza el
cegador efecto del enojo:
Dante
también tiene visiones con ejemplos de ira, tales como Procne, Amán y Lavinia.
La oración de esta terraza es el Agnus Dei: "Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi, miserere nobis... dona nobis pacem." ("Cordero de Dios, tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros... danos la paz.")
(Canto XVII).
En
este punto Virgilio explica a Dante la organización del purgatorio y su
relación con el amor pervertido, deficiente o mal dirigido. Las terrazas que
habían recorrido hasta el momento habían borrado la soberbia ("Aquel que,
a través de la humillación de otros, espera la supremacía"), la envidia
("Ese quien, cuando es superado, teme la propia perdida de su fama, de
poder, de honor, y favor; deseando con locura el infortunio de sus
vecinos."), y la ira ("Aquel, sobre lastimado, resentido, por
venganza codicioso y, con enojo, busca dañar a los otros."). Todos ellos,
amores mal direccionados. (Cantos XVII y XVIII).
La ira
es la puerta o canal a través del cual emergen la rudeza, la crueldad, el daño
y el dolor, la venganza, la violencia, la guerra y la destrucción.” Comprender
la IRA en todos los niveles de la mente es fundamental para que en nosotros
nazca la serenidad y la dulzura.”
La ira
estropea el cerebro, el sistema nervioso y la sangre. Cuando una ola de ira
surge en la mente, el Prana comienza a vibrar rápidamente. Te sientes agitado y
excitado. La sangre se vuelve caliente y muchos ingredientes venenosos se
forman en ella. Cuando la sangre se agita, el semen también es afectado. (Swami
Sivananda). La ira hace de todo el mundo su esclavo y su víctima, rompe la
amistad incluso entre los íntimos amigos, induce a las esposas a pelearse con
sus maridos ó viceversa; excita a todos y mantiene su predominio sobre casi
todo el mundo.
Lo
opuesto a la ira es la paciencia. La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero
de frutos muy dulces. Proverbio Persa. Paciencia: Virtud que pone en el ánimo
tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y las pasiones. Es la fortaleza
para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra
disposición para el continuo progreso interno. La paciencia nos permite ver con
claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos.
“Con vuestra paciencia poseeréis
vuestras almas.”-Jesús el Cristo-
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