El purgatorio, Avaricia y gula VI
Prócoro Hernández Oropeza
Quinta Grada y Sexta Grada (La Avaricia y Gula)
En las tres últimas terrazas se encuentran los que pecaron
por amar buenas cosas, pero amándolas excesivamente o desordenadamente. En la
quinta terraza, la excesiva preocupación por los bienes terrenales, ya sea
codiciosamente o extravagantemente, es castigada y purificada, y los avaros y
los adinerados yacen boca abajo al suelo, sin posibilidad de moverse.
Dante describe que recorriendo la hendidura de la roca que
daba paso a quienes suben hasta llegar al lugar donde se toma la vuelta, cuando
hubo salido al quinto círculo o grada vio en él gente que lloraba tendida en el
suelo bocabajo. Sus oraciones son, "Mi alma está adherida al polvo,
vivifícame con Tu Palabra,”, una oración que expresa el deseo de seguir las
Leyes de Dios (Canto XIX).
La codicia o avaricia siempre desea más. Independientemente
de lo mucho o poco que se posea, el yo de la codicia nunca está satisfecho,
piensa que merece y puede tener más, siente que al poseer más cosas materiales
obtendrá la tan anhelada felicidad. Erich Fromm decía que: “La avaricia es un
pozo sin fondo que agota a la persona en
un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo.”
El avaro actuará moviendo el cuerpo físico para conseguir
sus deseos, sin importarle el daño o perjuicio que pueda causar a los
semejantes, las leyes terrenales o divinas que deba transgredir, los valores
que vaya a corromper, las mentiras que deba decir o las justificaciones que
tenga que inventar. La avaricia es el
deseo desordenado de los bienes terrenales para nuestro propio beneficio.
Vivir en la codicia es vivir con un miedo permanente de no
tener suficiente y empieza una lucha por atesorar más, estas dos cosas juntas
no permiten el disfrutar lo que se tiene, pero además hay un segundo miedo que
es el perder lo que ya se tiene. La codicia es miedo a no poseer, es miedo a no
poseer suficiente, y es miedo a perder lo que se posee y posee múltiples
variantes.
La generosidad o caridad es una virtud que consiste en dar
al que necesita y en alegrarse por el bien de los demás. La caridad es la
virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro
prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Menciona San Agustín que la
culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin.
San Pablo dice: "La caridad es paciente, es servicial;
la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa; es decorosa; no busca su
interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia;
se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo
soporta" (1 Co 13, 4-8).
Sexta Grada (La Gula)
La sexta terraza purifica a los glotones, y en general, a
todos aquellos que a pesar de estar satisfechos insistían al comer, beber,
saciar su cuerpo. En una evocadora escena del castigo de Tántalo, los glotones
mueren de hambre ante árboles llenos de frutos que nunca estarán a su alcance.
En este círculo los ejemplos son dados por voces que se escuchan entre los
árboles. Juan el Bautista, quien vivía de langostas y miel, es un ejemplo de
las virtudes opuestas, templanza o moderación; mientras que un ejemplo clásico
de gula es cuando los Centauros ebrios se enfrentan a los Lápitas.
El rezo para esta terraza es los labios me dominan Estos son
las palabras de apertura de la Liturgia diaria de las horas. (Canto XXII a
XXIV). Subiendo a la séptima terraza, Dante se pregunta cómo es posible para
almas incorpóreas tener el aspecto descarnado de las almas siendo privadas de
comida aquí. En explicación, Statius Habla de la naturaleza del alma y su
relación al cuerpo (Canto XXV).
Veo al nuevo Pilato, una vez tan cruel,
que ni eso lo sacia, pues sin decreto
hasta el Temple lleva las codiciosas velas."
Buda Sostenía: “El hombre mundano nutre su cuerpo, el hombre
sabio nutre su alma. Quien se complace en la satisfacción de sus apetitos,
trabaja para su propia destrucción. Pero aquél que sigue el camino encontrará
al mismo tiempo la salvación de su alma y el alargamiento de su vida”.
La gula está relacionada con los placeres, esos placeres que
terminan en dolor, es decir los placeres del ego, y también está relacionada
con el exceso que busca llenar un vacío; estas dos cosas tienen como
consecuencia el acortar la vida o cuando menos la calidad de vida, esto es
atentar contra el quinto mandamiento que dice no matarás.
La templanza es la virtud, contraria al ego de la gula.
Platón Afirmaba: “La templanza es el dominio sobre los placeres y los
deseos”. (Continuará)
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