Los avernos internos, la traición XV




Prócoro Hernández Oropeza
Los traidores se diferencian de los "simples" fraudulentos por el hecho de que sus acciones engañan a alguien con quien se tiene una relación especial. En la pasada entrega se habló de los gigantes, que hacen referencia a una de las traiciones más aviesas, es el ego místico. Recordemos que la primera caída fue precisamente de grandes seres o ángeles que eran Cosmocratores; podían crear mundos y universos, pero nadie sabe cómo entró un virus, ese ego de la soberbia. De pronto, un día se rebelaron al creador. Pensaron que si ellos eran Cosmocratores porqué deberían seguir las órdenes de un ser superior a ellos. Esa fue la rebeldía de los ángeles que luego se convirtieron en demonios. Fue el Arcángel Miguel quien dirigió el combate contra esa rebelión.
En este noveno círculo, hay cuatro zonas concéntricas (o "rondas") de traidores, correspondientes, en orden de seriedad, a las traiciones hacia algún familiar, hacia alguien con lazos de comunidad, hacia los huéspedes, y hacia el señor feudal. En contraste con la imagen popular del Infierno como ardiente, los traidores están congelados en un lago de hielo conocido como Cocito, en donde cada grupo está encajado a profundidades cada vez mayores.
Dante describe que cuando llegaron al fondo del oscuro pozo, mucho más debajo de donde tenían hundidos los pies los gigantes había un lago que, a causa del hielo, parecía más de vidrio que de agua. Ahí estaban aquellas dolientes, sumergidas en el cielo hasta donde se manifiesta la vergüenza de aquellos que cometieron traición a sus semejantes.
La ronda 1 es llamada Caina, el nombre proviene de Caín, quien mató a su hermano. Los traidores de sus propios familiares están inmersos en hielo hasta la cara - "hasta donde el rubor avanza, / estaban las sombras dolientes en la escarcha". Ahí estaba Mordred, uno de los traidores que atacó al rey Arturo y varios traidores más que asesinaron o traicionaron en vida.
Ronda 2 se llama Antenora, en honor a Antenor de Troya, quien según la tradición medieval traicionó a su ciudad en favor de los griegos. Traidores a las entidades políticas, tales como partido, ciudad, o país, están aquí. (Cantos XXXII y XXXIII). Aquí llegan todos aquellos que en vida cometen ese tipo de traiciones. Habrá que observar en nuestra psique cuántas veces ha pasado por nuestra mente traicionar al país, al partido si se pertenece a alguno, a la congregación religiosa; esto sucede hoy como hace siglos con más persistencia.
Ronda 3 es llamada Ptolomea, probablemente en honor a Ptolomeo, hijo de Abobi, quien invitó a Simón Macabeo y a su hijo a un banquete y después los mató. Los traidores a sus huéspedes están sumergidos en el hielo con la cabeza echada hacia atrás, para que se les congelen las lágrimas en los ojos, evitando dar rienda suelta a la pena en lágrimas. Están castigados más severamente que los anteriores traidores, porque la relación con las personas traicionadas es por pura voluntad. Es lo que se llama el ego diablo, aquel que ya no la piensa para cometer su crimen. Dante cita como ejemplo a Fra Alberigo, que había armado a soldados para que mataran a su hermano en un banquete, lo cual explica que a veces el alma llega aquí antes que Atropos (el ángel de la muerte) corte el hilo de la vida. Sus cuerpos en la tierra son inmediatamente poseídos por un demonio, y entonces lo que parecía ser un hombre que caminaba pasa a ser un hombre incapaz de arrepentirse (Canto XXXIII).
Ronda 4 se llama Judeca, en honor a Judas Iscariote, el traidor de Cristo. Aquí están los traidores a sus benefactores. Todos los castigados aquí están completamente inmersos en el hielo, distorsionados en todas las posiciones imaginables: "Unas están yacientes; otras erectas, / ésta cabeza abajo, aquella de pie, / otra, como un arco, el rostro al pie devuelve". Estas cuatro posiciones tienen significados diferentes, a saber, los que "yacen" traicionaron a sus pares, aquellos con la cabeza hacia arriba han traicionado a sus superiores (por ejemplo, a sus señores) y los que tienen los pies hacia arriba a sus inferiores (por ejemplo, a sus súbditos), mientras que los que están doblados habrían traicionado a ambos.  Dado que aquí no hablan con nadie, Dante y Virgilio se mueven rápido hacia el centro del Infierno (Canto XXXIV).
Esos tres traidores que denunció Jesús durante su sacrificio: el traidor del deseo, Judas que por 30 monedas vendió a Jesús, el traidor de la mala voluntad, Caifás que pidió la muerte de Jesús y el traidor de la mente, Pilatos que se lavó las manos y entregó a Jesús al pueblo, a los egos para que lo crucificaran. Esos tres traidores están también en nuestra psique. Hasta aquí se termina la descripción que Dante hace majestuosamente de los nueve círculos infernales y a cada cual llegan las almas que han cometido diversos pecados o desaciertos. Y como he dicho, ese infierno está en nuestra psique, ese hades se encuentra en nuestra luna psicológica, en la parte corrompida de nuestra alma por la sombra de los ángeles caídos. Y si no manifestamos algunos de esos demonios, no significa que no estén ahí. Hasta aquí concluye la parte del Infierno o el Hades, en las siguientes entregas hablaremos del ascenso al purgatorio, (Continuará)


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