Los avernos internos, malversadores, hipócritas y ladrones XII



Prócoro Hernández Oropeza

Quinta Fosa
Dante y Virgilio han llegado a la quinta fosa (Canto XXII) a través de un puente, acompañados por varios demonios; cada uno hace referencia a los defectos del ego fraudulento: Alichino, el que obliga agacharse a los otros; Calcabrin,a pisoteador del rocío, es decir, de la divina gracia; Cagnazzo, perro malo; Barbariccia, el de la barba erizada, Labicocco, el deseo ardiente; Draghignazzo, veneno de dragón; Ciriatto, colmillos de Jabalí; Graffiacane, perro que araña, Farfarello, charlatán; Rubicante, inflamado.
 La quinta fosa está compuesta por un lago de brea hirviente en el cual son inmersos los malversadores, estafadores y corruptos, aquellos que tomaron provechos ilícitos de sus cargos públicos. Para cuidar esta fosa hay un grupo de diablos llamado con el nombre de Malebrache, que castigan con sus ganchos a los condenados que intentan salir de la brea, son los diablos mencionados arriba. Como los diablos mismos se burlan del condenado, la inmersión en la brea alude a la vida que tuvieron, mientras que la sustancia viscosa hace referencia al modo en el que engañaron a la gente en vida. Acá se castigan a los que trafican con la justicia, El castigo era sumergirlos en agua de pez hirviendo (brea). Los castigados de vez en cuando salían unos segundos del agua para descansar, pero entraban rápidamente, ya que demonios tenían arpones e impedían que salieran de la brea.
Cuando Dante y su guía llegan, los demonios intentan atacar a Dante (este se esconde) y Virgilio mantiene una conversación con uno de ellos; luego los dejan libres y les permiten pasar, pero les informan que el puente que iban a utilizar para pasar a la siguiente fosa se encuentra roto desde hace unos 1276 años.
Para salir de la fosa 5 a la fosa 6 Dante y Virgilio pasaron por una costa escarpada, y luego por un escollo, huyendo de esos demonios.
Sexta fosa
En el hoyo sexto son castigados los hipócritas, que están vestidos con pesadas capas de plomo, doradas al exterior, con evidente alusión al contraste entre la aparición de "oro", agradable, que los hipócritas muestran al mundo exterior, y su interioridad falsa, agobiada por los malos pensamientos: esta pena puede haber sido sugerida a Dante de la etimología que Uguccione de Pisa da a la palabra "hipócrita", como algo que una persona que "esconde algo debajo del oro, bajo una apariencia dorada".
Una subcategoría particular de hipócritas está representada por los miembros del Sanedrín, que condenaron a Cristo a la muerte "en beneficio de todo el pueblo", pero causando la ruina de los judíos: ellos están crucificados en la tierra, en medio del camino, de modo que los hipócritas que caminan con las capas pesados los pisan. Aquí están Caifás y los fariseos. Ahí se ubica nuestro Caifás interior, la hipocresía con la que actuamos y con ella condenamos a nuestro Cristo íntimo, a la verdad, a las virtudes. Esto se narra en el Canto Vigésimo tercero.
Séptima fosa (Canto Vigésimo cuarto e Infierno)
En esta fosa, donde se castigaban a los ladrones, había muchas serpientes de todas las especies. Los castigados estaban atados con serpientes, y cuando estas los mordían, se convertían en cenizas, pero luego volvían a aparecer, y sucedía esto continuamente. Estos animales son el símbolo por excelencia del demonio, del engaño, como se lee en el Génesis, donde Adán y Eva son engañ
ados por Satanás en forma de serpiente. En este caso en particular el uso de este animal se justifica por la naturaleza insidiosa de los ladrones, cuyas manos están atadas porque estas cometieron el delito. Además, la transformación de sus figuras se puede interpretar como un contrapaso, precisamente porque su naturaleza es lo único que tienen en el Infierno, sin embargo, también son despojados de eso.
El guardián y condenado de este pozo es Caco, un personaje mitológico que fue un ladrón y asesino, y que Dante hace centauro, señalando que no se encuentra con los demás en el séptimo círculo porque además de ser violento también era ladrón. Este monstruo había robado un rebaño, pero Hércules con 100 golpes lo derribó, aunque al décimo ya lo había derrotado. El ladrón obviamente tiene que ver con el ego de la envidia y/o de la avaricia, aunque en mayor grado con la avaricia. Por avaricia roba y puede cometer hasta crímenes o hacer tremendo daño, no sólo material, sino también físico. Su contrario, la virtud es la generosidad.



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