Los avernos internos de Dante, los fraudulentos X



Prócoro Hernández Oropeza

En la Divina Comedia, del canto XVI al XXX,
Dante describe el octavo círculo infernal, el de los pecadores que usaron la malicia como modo fraudulento. Este círculo se divide en diez fosas donde se castiga a quienes cometieron fraude en sus diversas modalidades: proxenetas y embaucadores, los aduladores, los simoníacos, adivinos y magos, malversadores, hipócritas, ladrones, consejeros fraudulentos, sembradores de discordia y maldad y los falsificadores.
Recordemos que estos egos también están en nosotros y lo que hizo Dante fue darnos una cartografía de nuestra psique. Nuestra psique es como una luna que posee dos caras, la iluminada oscuridad, la que vemos en la noche o en el día donde se encuentran los egos o yoes más comunes y en la invisible o la oscuridad corrupta, el subconsciente y el infra consciente donde están esos egos, algunos que desconocemos o neguemos estén, entre ellos los más terribles.
Samael Aun weor afirma de este círculo:Si en las Dimensiones Superiores de la Naturaleza y del Cosmos, somos devorados por la Serpiente de Bronce que sanaba a los Israelitas en el desierto, obviamente, en el Octavo Círculo Dantesco, los condenados son devorados por la horrible "Serpiente Tentadora del Edén"; entonces se convierten en "víboras venenosas", espantosamente malignas.”
Samael Aun Weor afirma que en el Octavo Círculo Infernal moran desgraciadamente los FALSOS ALQUIMISTAS, los TÁNTRICOS NEGROS, los FALSIFICADORES DE METALES; aquellos que cristalizaron negativamente, para ser más claros, aquellos que en vez de hacer cristalizar el Hidrógeno Sexual SI-12 en los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, lo hicieron cristalizar negativamente para convertirse realmente en Adeptos de la Faz Tenebrosa, que inevitablemente vienen a ser devorados por la horrible Serpiente de las Fatalidades.
Dante describe que al acercarse a este círculo se oía el retumbar del agua que caía en el otro recinto, el de los fraudulentos, semejante al zumbido de las colmenas. Esa agua estaba tenida de sangre, a tal punto que su zumbido le hacía ensordecer. Para bajar al octavo círculo, Virgilio y Dante se treparon en la espalda de Gerión. Virgilio le dijo a Dante que se tenían que subir a él, porque era el método de entrada para el octavo círculo, Dante se subió con un poco de miedo, pero una vez arriba (el guía le dijo que se sentara lo más adelante posible para que la cola no lo tocara), Gerión empezó a descender por el abismo, bajando en círculos, y dentro del abismo se escuchaban lamentos y habían llamas de fuego. Gerión es el símbolo del fraude. En la mitología griega es un monstruo gigante, hijo de Crisaor y Calírroe.
Aquí hay un lugar del infierno llamado Malebolge. Está construido todo de piedra de color ferruginoso, como la cerca que lo rodea. En medio del maligno campo, se abre un pozo bastante ancho y profundo. El espacio que queda entre el pozo y la dura cerca es redondo y está dividido en diez fosos céntricos o zanjas inmensas conectadas por acantilados rocosos que actúan como puentes. Estas zanjas son las diez fosas del octavo círculo, llamadas colectivamente "Malebolge", un término acuñado por Dante como los nombres de los demonios que guardan algunos hoyos, como los Malebranche de la quinta. El custodio de Malebolge es Gerión, símbolo de fraude. De hecho, él tiene "cara de hombre justo" y el cuerpo de serpiente (otra imagen emblemática del mal de las primeras páginas de la Biblia), y su cola bifurcada representa la subdivisión entre el octavo y noveno círculo, es decir, respectivamente, el fraude hacia quienes no se confía, y contra los que se confía, mientras que la piel multicolor representa la diversidad del engaño, como se ve en las diez fosas.
Primera fosa
En la primera fosa se castiga a los proxenetas y a los embaucadores, es decir, aquellos que sedujeron en nombre de los demás y por cuenta propia: se dividen en dos formaciones que recorren la fosa, golpeados por latigazos por parte de "cornudos demonios". El contrapaso es más bien genérico, ya que los azotazos en la Edad Media, eran un castigo común en muchos tipos de delitos menores: Dante, sin embargo, hace hincapié en la desnudez de los pecadores, que por supuesto se refiere al mercimonio (tráfico ilícito de bienes espirituales) que hicieron en vida. (Esto descrito en el Canto Decimoctavo) (Continuará)
                    

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