Sivananda, el servicio a Dios



Prócoro Hernández Oropeza
Swami Sivananda fue otra gran maestro realizado de la India. Este país es una gran fuente de maestros, sabiduría y divinidades. Swami nació el 8 de septiembre de 1887, en el seno de una ilustre familia de la religión Tamil Nadu, en el sur de la India, a pesar de ser travieso y de tener un gran sentido del humor, desde niño sintió la inclinación natural por la vida espiritual. Era cariñoso y generoso, y sentía una devoción especial por el estudio y la práctica de la filosofía Vedanta, además de un sentimiento innato de unidad con todo y con todos. Aunque su familia era ortodoxa, era equilibrado y abierto, y no tenía prejuicios.
La filosofía vedanta (en silabario devanagari: वेदान्त, vedānta) es una escuela de filosofía dentro del hinduismo. Es un resumen de las enseñanzas esotéricas que se pueden extraer de las leyendas de los Araniakas (escrituras ‘del bosque’), y de las Upanishads (escrituras compuestas aproximadamente desde el siglo VI a. C.). A través de las enseñanzas del Vedanta fue descubriendo gradualmente cuál era la auténtica meta de la vida. Deseaba por encima de todas las cosas seguir el camino de los santos y ayudar a la gente, no sólo a nivel físico como antes, sino también a nivel mental. Para poder dedicar su vida completamente al yoga renunció al mundo y pasó muchos meses como monje renunciante, en un solitario camino errante hasta los Himalayas. Allí practicó yoga y meditación intensamente y alcanzó la realización.
Desde niño, Sivananda se sintió inclinado a servir a la humanidad. Por este motivo se hizo médico. Durante muchos años sirvió a los pobres en Malasia. También editó una revista sobre salud y escribió numerosos artículos sobre diversos temas relacionados con la salud. Pero en el fondo sentía que aquello no era suficiente. Por inspiración divina, este médico del cuerpo y del alma, abandonó su carrera y decidió llevar una vida de renunciación. Regresó a la India y se pasó un año recorriendo el país, hasta que se estableció en Rishikesh, en los Himalayas, en 1924, donde vivió con gran austeridad. Allí encontró a su gurú, Swami Vishvananda, y fue iniciado en Sannyasa (renuncia a las ataduras sociales), con el nombre de Swami Sivananda Saraswati.
Durante los siete años siguientes, Swami Sivananda dedicó la mayor parte de su tiempo a la meditación. Pero nunca olvidó a los pobres, a los que atendía en una pequeña clínica que el mismo había establecido. Poco a poco comenzaron a aparecer los discípulos. Hacia 1930 Swami Sivananda comenzó a viajar por la India y Sri Lanka, conmoviendo los corazones y las almas de miles de personas con su magnetismo espiritual, su sonora y vibrante voz y su gran poder para la enseñanza. Las enseñanzas de Swami Sivananda cristalizó los dogmas de todas las religiones y fundió todos los tipos de Yoga en uno: El Yoga de síntesis. Su lema era: “sirve, ama, da, purifícate, medita y realízate”. Su propia vida fue un ejemplo de servicio a los demás, de Karma Yoga. Para Swami Sivananda todo trabajo era sagrado y nunca rechazaba la oportunidad de servir y ayudar a los demás, ni dejaba para el día siguiente nada que fuera urgente.
Para él, el servir era "la expresión del Amor", era el servicio a Dios. Tras sus comienzos como doctor en la India se trasladó a Malasia, donde miles de indios trabajaban y vivían en condiciones muy difíciles. Como director de un hospital local pasó gran parte de su tiempo ayudando a los pobres, aquellos que más le necesitaban. No sólo les daba atenciones médicas sin coste alguno, sino que les mandaba de vuelta a sus casas con suficiente dinero para reponer el jornal perdido
Swami Sivananda fue el autor de más de doscientos libros, con sus mensajes de amor y servicio. Escritos con un lenguaje sencillo, amoroso y en cada palabra brota luz de sabiduría.  Swami Sivananda era un príncipe entre los hombres, una joya entre los santos. El servicio y el amor fueron las armas que utilizó para conquistar el corazón de los hombres. Swami Sivananda no fundó ninguna religión, ni desarrolló nuevas leyes sobre la ética y la moralidad. Sin embargo, él ayudó al hinduista a ser un mejor hinduista, al cristiano un mejor cristiano, al musulmán un mejor musulmán.
Swami Sivananda fue uno de los grandes maestros de yoga de la India. En su vida logró con éxito dos carreras: una como doctor en medicina y la otra como gran yogui y sabio. Su trabajo siempre se centró en servir a los demás: "Cada trabajo que servía para sanar o aliviar el dolor de los que sufrían me llenaba de gran gozo". Tiene discípulos en todo el mundo, pertenecientes a todas las nacionalidades, religiones y credos. Swami Sivananda entró en Mahasamadhi (abandonó su cuerpo físico) el 14 de julio de 1963.



               

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