Los misterios de la vida II



Prócoro Hernández Oropeza


La vida es un misterio. No sabemos de dónde venimos, ni a dónde vamos cuando desencarnemos. Las religiones dicen que si me porto bien voy al cielo, si me enredo en las faldas de la maldad me iré al infierno. Así de simple la vida no tiene sentido, hay algo más allá de nuestras creencias, de nuestros conceptos.
Ni en las escuelas, ni en la religión nos han dicho la verdad. Desde que se decretó que la educación fuera laica quedamos en la semioscuridad, huérfanos de historia, sin saber cuál es nuestro origen, nuestro destino. En parte, quienes lo decidieron pensaron que era lo correcto debido a que las religiones tampoco decían la verdad y en gran parte sólo pregonaban fanatismo, creencias que generaban odio o desprecio hacia quienes no comulgaran con ellos. Eso ha generado linchamientos, guerras, enconos, desprecio por la vida como la que se vivió en la época de la inquisición o la que se vive en varios países donde predomina el islam, de esas corrientes que no han comprendido los verdaderos mensajes de su mentor, de Alá.
Lo mismo sucede en las otras religiones. Tan sólo en la católica o cristiana, son múltiples las corrientes que existen en ellas, a tal grado que cada una se muestra como la verdadera, la única o la elegida por Dios. Dios no es selectivo, para él todos somos sus hijos, sin importar edad, sexo, raza o religión. Ha enviado a sus diversos avatares para pregonar el amor, el camino del amor como el único que nos puede redimir y salir de la rueda del Samsara, de este ciclo de vida tras vida, del eterno retorno, del regreso sin sentido.
En las antiguas tradiciones no había esta separación de educación laica y religiosa, era una sola y enseñada por verdaderos maestros, guías espirituales que estaban conectados con las divinidades. Esos roles los cumplían los sacerdotes e Isis o chamanes y en sus escuelas se formaban, no sólo los que dirigían los ejércitos, también la administración y el gobierno, además de la parte espiritual o mística. Así trabajaban los griegos como Pitágoras con su escuela pitagórica, además de otras instituciones de esa cultura que practicaban otros misterios; entre las culturas precolombinas, en caso de los aztecas existían escuelas donde se preparaban los caballeros águila y los caballeros tigre. También en la tradición hindú, entre los egipcios tampoco había separación entre la enseñanza de la ciencia y la religión.
Ciencia, religión, arte y filosofía formaban los cuatro pilares de las enseñanzas de todas esas tradiciones que, gracias a esos pilares generaron grandes conocimientos y sabiduría en Egipto, Grecia, India, entre los Aztecas, toltecas, Mayas, Incas, por citar algunas. Florecieron grandes ciudades, legaron gran conocimiento que sigue siendo la base o el sustento de la ciencia, la filosofía, el arte y el misticismo hoy día. De Grecia admiramos el conocimiento de sus filósofos como Aristóteles, Platón, Arquímedes, Pitágoras; De Roma pintores como Da Vinci, Miguel Ángel, cuyas obras son insuperables. De los egipcios, además de su arquitectura, su conocimiento sobre el zodiaco, los astros y la vida después de la muerte. Más acá, músicos que eran iniciados y cuya música fue revolucionaria en su época y aún sigue tan vigente, me refiero a Beethoven, Bach, Mozart. Para concluir, me despido con este poema que intenta expresar esa admiración por esos legados de sabiduría.

Los misterios de la vida


Un soldado implora a una nube, quiere su sombra
Una mariposa se despoja de sus alas, se pierde en la neblina
Un delfín salta en su cama, sueña que es un águila
El león abre sus fauces, el miedo se aleja
Un hombre clama perdón, el mar se contiene
Grita a lo lejos su angustia, el venado tiembla
Una dama contempla el cielo, la luna despierta
El sol abre sus ojos, mi sombra se estira
Una ardilla se acerca, la paloma se esfuma en el sueño  
Cantan los grillos, el bosque se alegra
Lo días se van con prisa, los vivo a mi ritmo
En tus ojos de agua bendita, mi corazón abre una puerta
Hay tormentas en el horizonte, la humanidad en un abismo
Escribo que tu ausencia es eterna, la libreta se cierra.





Comentarios

Entradas populares de este blog

De mil que me buscan

Los tres alimentos

El arquetipo del gato