Los disturbios del alma
Prócoro Hernández Oropeza
El ser humano es un ser tripartito; posee un cuerpo físico, un
alma y un espíritu. Aunque muchos confunden al alma con el espíritu son dos
entidades distintas, pero bien correlacionadas. El Ser es esa chispa divina que
vive en nosotros, esa fuente de amor y sabiduría. Nosotros somos una emanación
de ese Dios interno y poseemos un alma. Esta alma no está cristalizada ahora en
el ser humano. En la tradición hindú se reconoce que hay dos tipos de alma: un
alma es divina y otra humana. En esta tradición está atman, Budhi y Manas. En
este mapa Atman es el Ser, el Ser interior profundo. Budhi es el alma divina,
Mana es el alma humana.
El alma es una emanación del Ser o espíritu y como tal
debería ser un conjunto de virtudes, dones, facultades, leyes, principios, y
además posee dos partes, una es divina y otra humana. Este atman, deviene del
Dios universal. Del Dios universal viene un atman, un Ser, un principio divino
y desde ese principio divino deviene el alma y esa alma contiene esos dos
aspectos, uno divino y uno humano.
En este mapa somos la esencia o la conciencia. Esto es lo
que somos nosotros, pero nuestra esencia, nuestra conciencia está fragmentada
por miles de yoes, contaminada por esos agregados psicológicos que nos llevan
al mundo del sufrimiento y la infelicidad. Para cristalizar esa alma debemos
realizar profundo trabajo de transformación, un trabajo interior que nos ayude
a eliminar esos yoes.
En el Evangelio de San Marcos, hay una observación sobre la
conducta de las personas que, desviadas del bien pueden ser dañinas a la propia
alma, aconsejando el desapego de los valores transitorios de la vida, diciendo:
«Porque ¿qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su
alma?» (Marcos 8, 36). Ese mensaje de San Marcos no hace pensar que, si el ser
humano pasa por la vida entretenido en preocupaciones frívolas, su alma tendrá
que enfrentar las consecuencias de una vida desperdiciada. La cristalización
del alma está íntimamente ligado al trabajo que debe realizar la esencia o la
conciencia para la eliminación del yo. Equivale a decir que mientras haya ego,
no hay alma. Cuando el ego es eliminado el alma se va cristalizando.
Desafortunadamente, por ignorancia la mayoría de las
personas viven prisioneras de los dramas que los propios agregados psicológicos
le crean. Viven prisioneros de los yoes del orgullo, la ira, lujuria, avaricia,
envidia, gula y pereza. Creen que son libres, tienen libre albedrío, pero no.
Dependen de los deseos de esos yoes. Su psique es como un barco que posee miles
de capitanes. Todos quieren dirigir, mandar. Es como un barco a la deriva y de
acuerdo a la fuerza de un yo, será la dirección en que se mueva. Si el yo del
orgullo quiere ser famoso o rico, habrá otros yoes deseosos de placeres lúdicos
o sexuales, otros más que le impelen a ganar dinero, acumular riqueza. Estos se
manifiestan a través de los deseos y como ha dicho Buda, el deseo es el
causante del sufrimiento. Son tantos los deseos que surgen en la mente del
individuo que nunca les dará satisfacción y abasto. Y si le da permiso de
entrar a uno, pasarán mil más. Y cuando no logramos satisfacer esos deseos
roban nuestra energía, nos generan angustia, impaciencia, infelicidad,
sufrimiento.
la puerta de entrada del yo es nuestra ignorancia, porque la
forma en que viene es muy seductora y lo que nos ofrece es placer. El placer
del yo es que es un placer que genera sufrimiento y muerte. Entonces empezamos
a experimentar el placer desde el yo y este placer desde el ego se va borrando
de nuestra memoria el placer que proviene del espíritu. Perdemos la referencia
del placer espiritual, que es mucho más grandioso e imperecedero.
Jesús también dijo: En paciencia poseerás tu alma. Esto
significa que no tenemos alma, o como sostienen otros maestros esta es un alma
animal, no poseemos alma humana. Sólo cuando logremos cristalizar esa alma esta
se integra con el alma espiritual, vienen las bodas del alma y con ello la
iluminación, la realización espiritual.
El bodishita en la tradición budista es el alma. La
integración del alma humana y el alma divina. Qué es el alma, son virtudes,
facultades, dones, leyes y principios; alguien que tiene el bodishita es un
buda. Significa que ha realizado un gran trabajo espiritual y ha logrado la
liberación de esos animales que controlaban pensamientos, emociones y la
voluntad, sus acciones.
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