El acto de agradecer
Prócoro Hernández Oropeza
“El corazón es como un
jardín. En él pueden crecer la compasión o el temor, el resentimiento o el
amor. ¿Qué semillas vamos a plantar hoy en nuestro corazón? “Jack Kornfield.
La gratitud es una virtud que debe estar siempre presente en
nuestros actos. Cada acción que realizamos debe ser un acto de devoción y
gratitud. Gratitud por poseer dos manos, dos piernas, este maravilloso cuerpo
con una súper computadora que es nuestro cerebro. Recuerdo a un amigo que
estaba triste y preocupado porque sus zapatos estaban muy desgastados y la
suela roída, pero no tenía para comprar un par nuevo de zapatos. Caminaba
con ese pesar por una de las calles de la ciudad cuando vio venir a un hombre
sin piernas, iba rodando sobre un cuadro al que le había adaptado unas ruedas.
Pero en su rostro no había tristeza, al contrario, al encontrar sus miradas
aquel hombrecito le sonrío y le deseo un bonito día. El amigo de inmediato
cambió su actitud y se dijo: -Mira, yo con este drama por no tener un par de
zapatos y aquel señor sin piernas no se preocupa y rueda alegre por el mundo,
yo por qué no.
Así es la vida, nos preocupamos por lo que quisiéramos tener
y no poseemos, pero tenemos este cuerpo con sus sus miembros, una casa, una
familia, amigos, trabajo y sobre todo este hermoso planeta. Qué más queremos.
Debiéramos agradecer todos los días por todo esto que poseemos y si no tenemos
un mejor empleo, un carro nuevo o una casa grande, eso no debe ser motivo para
sentirnos tristes, resentidos o fracasados. Esas facetas son expresiones de
nuestros deseos, o de los deseos de esos agregados que cargamos en nuestro
interior,
Cada vez que nos levantamos debemos agradecer por este nuevo
día y si nos sentamos a la mesa a degustar nuestros alimentos, también
agradecer a todas las personas, a la madre tierra, a los cuatro elementos que
han participado en este convite. Decía el poeta sufí Rumi: "Usa la
gratitud como un manto y alimentará cada rincón de ti y de tu vida".
La verdadera abundancia comienza a partir del aprecio y el
agradecimiento. Ser agradecidos enfoca nuestra atención en lo que sí tenemos,
ayudando a que esas cosas crezcan. Los maestros de todas las tradiciones nos
recomiendan que debemos acostumbrarnos a decir gracias. A expresar agradecimiento
sinceramente y sin esperar nada a cambio. Valorar realmente a quienes nos
rodean y rápidamente tendremos más personas a nuestro alrededor. Agradecer
sinceramente a la vida, y tendremos más vida aún. El siguiente cuento sufí ilustra el acto de
agradecer.
Al ser joven, apuesto, inteligente y bueno, Ayaz era el
favorito del rey. Este último gustaba de su compañía. Buscaba sus consejos y
tenía una confianza absoluta en él. Para sellar su amistad, colmó a Ayaz de
tantas mercedes que, gracias a dicha generosidad, éste se encontró en posesión
de una pequeña fortuna.
Evidentemente, su posición no dejó de exacerbar el odio y
los celos de los demás cortesanos que no soñaban sino con su caída y trataban
por todos los medios de desacreditarle delante del rey.
Como Ayaz se encerraba todos los días en una pequeña
cámara, donde se quedaba un buen rato, los cortesanos pensaron haber
encontrado, por fin, la prueba de su doblez. Se imaginaron que guardaba allí el
fruto de sus rapiñas. Se apresuraron a informar de sus sospechas al rey y le
suplicaron que desenmascarara al traidor visitando la cámara misteriosa.
Movido por esta camarilla llena de odio y convencido de
la fidelidad de su favorito, el rey aceptó su petición a fin de acallar
aquellas malas lenguas. Ordenó que se echara abajo la puerta de la cámara y,
seguido de sus cortesanos, penetró en la estancia.
Cuál no sería su asombro al descubrir todo el mundo que
la estancia se hallaba completamente vacía. En vez de encontrar en ella
montones de riquezas resguardadas de la mirada de los curiosos, lo que los
presentes vieron fue nada más que un viejo par de sandalias de cuero y un
mísero traje hecho jirones.
Intrigado, el rey hizo venir a Ayaz y le preguntó por qué
guardaba tan celosamente aquellos viejos andrajos.
Este último le respondió con modestia:
– Fue vestido con estas ropas viejas como llegué a la
corte y vengo a verlas todos los días para acordarme de todas las bondades que
me habéis dispensado desde entonces.
¿Agradecemos cuando somos felices o somos felices cuando
agradecemos?
Las cosas que agradeces se manifestarán en tus clientes, tu
negocio, tus habilidades, tu familia, tu fe, tu círculo de amigos, tu Ser, tu
Amor. Y, sobre todo te darás cuenta que todo eso que ha crecido en tu vida, ya
estaban ahí, en tu interior y solamente le abriste las puertas para que se
manifestaran en el exterior. Con una actitud de gratitud te darás cuenta de que
ya lo tienes todo.
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