El acto de agradecer II
Prócoro Hernández Oropeza
El acto de agradecer es una virtud que florece en el
corazón. Dar gracias a Dios, al creador, al Ser supremo con el cual te
identificas. Y si no lo tienes simplemente a quien o quienes han estado junto a
ti, te han apoyado, han cuidado de ti, principalmente tus padres, tu familia.
Siempre hay alguien a quién agradecer y porqué agradecer. Agradecer todos los
días por las infinitas bendiciones que nos llegan.
Y si atravesamos circunstancias muy difíciles, en vez de
enojarnos, sentirnos mal, también debemos agradecer porque eso que nos ocurre
es parte de nuestro destino, de los procesos que debemos vivir. Tal vez son las
consecuencias de nuestras acciones karmáticas, acciones del pasado de esta u
otra vida, no lo sabemos. Los tibetanos, cuando sufren un infortunio, puede ser
una enfermedad, un infortunio, agradecen y se sienten felices porque piensan
que están pagando un karma. En Occidente nosotros actuamos diferentes. Pensamos
con son cosas del destino, un castigo divino o mala suerte. No lo es, son
consecuencias de nuestras acciones pasadas.
Viendo esta realidad con otra mirada pasamos de ser víctimas
a ser conscientes de nuestro poder de elección. Podemos elegir agradecer las
oportunidades que nos ofrece la vida de aprender y avanzar o podemos
simplemente quejarnos de lo que nos ha tocado vivir. Cuando agradecemos lo que
nos sucede, le estamos diciendo: Sííí a la vida. Cuando resistimos y nos
enojamos o nos ponemos tristes simplemente estamos poniendo resistencia a la
vida y caemos en las garras del sufrimiento. Estoy dispuesto aprender las
lecciones que necesito aprender, ya sean de relaciones, laborales, de salud,
económicas o profesionales. Sin embargo, agradecer lo que aparentemente puede
parecer un desastre es bastante más difícil que sentir agradecimiento cuando
todo va sobre ruedas.
Agradecer no implica negar el dolor, pero cuando
transcendemos el dolor, la rabia, etc. agradeciendo en medio de la situación
que nos ha tocado vivir, nos abrimos a las infinitas posibilidades que nos
brinda la vida de avanzar hacia más felicidad y más plenitud. Muchas personas
han declarado que después de sufrir desengaños, pérdidas, enfermedades, incluso
vivencias tremendamente traumáticas, se han sentido agradecidos por las
experiencias que les han aportado.
Una situación negativa, un sufrimiento doloroso, nos ofrece
la oportunidad de crecer y avanzar en todos los aspectos de nuestra vida. Si
nos quedamos en el victimismo, quejándonos de nuestra mala suerte, perdemos la
oportunidad de sacar todo nuestro potencial a la luz…nuestra creatividad,
nuestros talentos, nuestros recursos internos, nuestro Ser. Hay una enseñanza
Metafísica que dice: “Bendigo el bien en esta situación…y quiero verlo. Gracias
Padre”. Y, esto es, que por difícil que parezca la situación, es que detrás de
todo “aparente” mal, siempre hay un bien.
Siempre podemos elegir. El momento de poder está siempre en
el presente y es sólo transcendiendo lo aparentemente nefasto que podemos
cambiar el futuro. Es en el presente que creamos nuestro futuro. El pasado,
pasado es…y el futuro no es más que un presente continuo y sincronizado. Tomar
el presente y actuar: Agradecer a Dios la oportunidad que ofrece de aprender y
alcanzar nuestros sueños.
Claro que podemos evitar llegar a esos estados de dolor o
sufrimiento siempre y cuando no nos identifiquemos con ellos y comprender que
son producto de nuestras acciones. Eso significa que lo que sembramos
cosechamos. Si sembramos amor, virtudes, eso mismo cosecharemos mañana. Hoy que
está a punto de concluir un año más de vida en este plano lineal, es necesario
reflexionar sobre lo que hemos sembrado a lo largo de estos meses. Si sembramos
en abrojos o en caminos pedregosos, es decir, no fuimos amorosos, compasivos,
respetuosos, vendrán las consecuencias y debemos aceptarlas con aplomo. Lo más
importante ahora es pensar qué vamos a sembrar en los campos donde nos
desenvolvemos durante el siguiente año. Amor, paz, sabiduría, gratitud,
compasión, generosidad, humildad, algo mejor va a ocurrir.
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