Algo más sobre los sueños



Prócoro Hernández Oropeza

Casi todo el mundo, sino la mayoría tienen o han tenido sueños. Algunas personas pueden soñar a diario y otras sólo de vez en cuando, raro será el que no lo haga. En otras entregas he dicho que existen diferentes clases de sueños y estos pueden ser de diferente calidad debido a que se hallan conectados directamente con nuestros niveles de conciencia, pero sobre todo con los centros psicológicos del organismo humano, como el centro intelectual, emocional, instintivo, motriz, sexual. Estos cinco centros son llamados centros inferiores, debido a que existen otros dos centros superiores, conectados con nuestra parte divina, con la fuente del amor y la sabiduría.
La mayoría de las personas poseen sueños relacionados con estos cinco centros inferiores, se refieren a esos suenos mecánicos, repeticiones inconexas la mayoría de las veces con nuestra vida ordinaria. Ora nos vemos paseando por un camino que no tiene fin, ora estamos en el trabajo haciendo las tareas diarias, con los amigos. En otros podremos tener fuertes pesadillas, en donde el miedo aparece con mucho dramatismo. Otros más con el centro sexual donde aparecen escenas que expresan esos deseos lujuriosos, pasionales. Pero la mayoría de los sueños se encuentran conectados con el Centro Instintivo-Motor; esto es con las cosas vistas en el día, de simples sensaciones y movimientos, mera repetición astral de lo que diariamente vivimos.
En el plano emocional aparecen experiencias tales como el miedo, la tristeza, la depresión, angustia. Lo importante aquí es descubrir que todo tipo de sueño, por absurdo e incoherente que parezca, tiene algún significado porque nos está indicando no sólo el centro psíquico al cual se halla asociado, sino también el estado psicológico de tal centro y por tanto nuestro estado psicológico actual. Es por ello que debemos tomar nota de cada sueño, escribirlo para tratar de descifrar qué nos quiere decir. Existe todo una simbología e interpretación de los signos o eventos que aparecen en nuestros sueños.
Decía Platón que al hombre se le conoce por sus sueños. Debemos comprender que toda la vida se desenvuelve en función de estos siete centros y es controlado por estos, pero fundamentalmente por los cinco inferiores. Saber también que nuestros pensamientos, sentimientos, ideas, esperanzas, temores, amores, odios, acciones, sensaciones, placeres, satisfacciones, deseos, frustraciones, miedos, etc., se encuentran en estos centros. El centro intelectual se refiere a todos aquellos pensamientos, ideas, arquetipos, mitos, conceptos, creencias que hemos adoptado. La calidad de nuestros suenos dependerá de la calidad de nuestro trabajo interior.
Mediante la observación de nuestros sueños podemos ubicar cualquier elemento indeseable, como miedo, tristeza, ira, enojo, resentimiento, lujuria, envidia, avaricia. Cuando estos disminuyan o desaparezcan vendrán sueños lúcidos, suenos conectados con los dos estados psicológicos superiores: el intelectual y el emocional. En el intelectual superior podrán llegar sueños que nos ayuden a resolver algún dilema de nuestra vida, nos otorguen claves para modificar nuestra conducta, realizar ciertas metas. En el emocional para conectarnos con las virtudes, el amor, sentirnos conectados con todo lo que nos rodea, libres de esos elementos indeseables, descritos arriba. Se podrá recordar vidas pasadas, vidas futuras, respuestas a inquietudes o preguntas que no se pueden resolver con el centro intelectual inferior.
Algunas recomendaciones que los maestros gnósticos dan para trabajar con lo sueños se refieren a que antes de acostarnos para el descanso  conviene poner la debida atención en el estado en que nos encontramos. Si estamos cansados, angustiados, agitados, abrumados conviene realizar una pequeña caminata, un poco de ejercicio, esto para relajar y aflojar los músculos. La cena o merienda debe ser ligera, libre de manjares pesados o estimulantes como el café, chile y deben ingerirse una hora antes de acostarse. Otra recomendación indica que la forma más elevada de pensar es no pensar; cuando la mente está quieta y en silencio, libre de los afanes del día y la ansiedad mundana, podemos llegar a un estado ciento por ciento favorable para la práctica del yoga del sueño. Entonces podemos ir en nuestros sueños a platicar con diosas y dioses, con ángeles y querubines o con los maestros ascendidos. Es posible eso y más. Esto significa poner a trabajar nuestros dos centros superiores, el intelectual y el emocional.


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