En recuerdo de Amado Nervo



Prócoro Hernández Oropeza
Hablar de poetas es como tratar de escribir sobre personajes que han sido tocados por inspiración divina o de seres que tienen el don de retratar la vida, sus periplos y ensueños con letras. Este mes, el 27 de Agosto de 1870,  se cumple un aniversario del nacimiento del gran poeta nayarita Amado Nervo.  Cómo podemos imaginar ese pueblo, Tepic, que todavía no tenía trazos de ciudad, sino de una villa que contaba con un colegio particular manejado por dos solteronas muy devotas de la parroquia que es el centro de las vidas, un maestro de música ciego. Un pueblo que el mismo Amado califica de feliz con un comercio y agricultura no muy prósperos, naranjos en flor, golondrinas, cenzontles, rosales, profusión de macetas, un mercado donde se congregan aquellos rumores a punto de ser “historia”, templos donde no cabe ni un alma el día del santo del pueblo . Y la plaza, “el territorio donde podíamos correr, escondernos, jugar,”  donde el costumbrismo se vuelve desfiladero provincial.
El mismo amado dice de su vida:
“Desgraciadamente poco puedo proporcionarle, porque mi vida ha sido muy poco interesante. Como los pueblos felices y las mujeres honradas, yo no tengo historia: Nací en Tepic el 27 de agosto de 1870.soy descendiente de una vieja familia española que se estableció en San Blas a principios del siglo pasado (Siglo XVIII)…”
Ese estigma de humildad también lo refleja en uno de su poema, intitulado Autobiografía:

¿Versos autobiográficos? Ahí están mis canciones,
allí están mis poemas: yo, como las naciones
venturosas, y a ejemplo de la mujer honrada,
no tengo historia: nunca me ha sucedido nada,
¡oh, noble amiga ignota!, que pudiera contarte.

Allá en mis años mozos adiviné del Arte
la armonía y el ritmo, caros al musageta,
y, pudiendo ser rico, preferí ser poeta.
-¿Y después?

-He sufrido, como todos, y he amado.

¿Mucho?

-Lo suficiente para ser perdonado...

A Amado Nervo le gustó escribir desde pequeño, las letras, pero sobre todo la poesía, le llamó la atención, a pesar de que la escuela era muy conservadora. Él mismo lo dijo:
“Empecé a escribir siendo muy niño, y en cierta ocasión, una hermana mía encontró mis versos, hecho a buhardilla, y los leyó en el comedor a toda la familia reunida. Yo escapé a un rincón. Mi padre frunció el ceño. Y eso fue todo. Un poco más y escapo para siempre.  Hoy sería, quizá un hombre práctico. Habría amasado una fortuna con el dinero de los demás, y mi honorabilidad y mi seriedad abrirían todos los caminos. Pero mi padre sólo frunció el ceño…”
Pero Amado Nervo no sólo fue prolífico periodistas, poeta, también sirvió a la patria como diplomático. En 1905, Justo Sierra, ministro de instrucción en el gobierno de Porfirio Díaz, lo recomienda para el servicio diplomático. El 2 de septiembre inicia su desempeño diplomático en España donde se regodeará con los grandes escritores de esa época como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Manuel Machado, Eduardo Marroquín, además de otros escritores latinos que ahí radicaban. Su periodo duró hasta 1914 el gobierno constitucionalista lo cesa del cargo. Antes, cuando los norteamericanos invadieron México por Veracruz, desconociendo al gobierno golpista de Huerta, ante ese acontecimiento y haciendo gala de su patriotismo, le escribe al Secretario de Relaciones Exteriores, José López Portilla y Rojas, pidiendo que le descuenten mensualmente de su sueldo, en tanto dure la guerra con Estados Unidos, la cantidad de setenta pesos para la paga de los soldados, además pone al servicio de la nación su pluma.
Cuando es cesado, un grupo de escritores y artistas hispanos le propone a las Cortes que se le conceda a Nervo una pensión de 7,500 pesetas anuales, a los cuales accede el Ministro de Instrucción Pública de España. Pero Nervo no lo acepta. A los dos años se le reinstala en el Servicio exterior, primero como encargado de negocios en España y posteriormente como ministro plenipotenciario en Argentina, Uruguay y Paraguay.
Carlos Monsiváis, en el libro dedicado A Amado Nervo, titulado Yo te Bendigo Vida”, editado por el gobierno de Nayarit, de donde extraigo estas ideas, afirma:
“Nervo conquista (crea) (consolida)  un gran público, por su continua declaración de principios: el poeta es un vidente y un eco de la trascendencia; el amor es la justificación de la vida porque debido a él arribamos a las experiencias culminantes…”

De dónde le llegan los mensajes, la inspiración, Nervo lo dice en este poema, llamado En Serenidad:
Si mis rimas fuesen bellas.
Enorgullecerme de ellas
No está bien,
Pues nunca mías han sido
En realidad: al oído
Me las dicta… ¡no sé quién!
Yo no soy más que el acento
Del arpa que hiere al viento veloz,
No soy más que el eco débil,
Ya juvenil, ya flébil,
De una voz…

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