Cholula, escuela iniciática



Prócoro Hernández Oropeza


En México, como en Egipto, también existen vestigios de culturas muy desarrolladas, no sólo en el plano material, arquitectónico, agrícola, científico, también en el plano espiritual. No había separación entre ciencia y religión, se mezclaban y su unión aportaba grandes progresos en todos los ámbitos. En el estado de Puebla existió la ciudad de Chollolan o Cholula como se le conoce ahora y ahí se encuentra la gran pirámide de Cholula, un templo azteca antiguo, con una base  cuatro veces más grande que las otras Pirámides  y casi el doble de volumen.
Su nombre deriva de la palabra prehispánica Chollolan, que significa “lugar de huida”. También se ha llegado a interpretar como “Agua que cae en el lugar de huida”, lo cual hace referencia al arribo de grupos Toltecas en la región luego de su expulsión de Tula cerca del año 1000 d. n. e.  Asimismo, el sitio era reconocido como Tlachihualtépetl, es decir, “el cerro hecho a mano”. Lo interesante es que aquí se asentaron también los toltecas, una cultura que previamente imprimió sus huellas en Teotihuacán y en Tula, donde se muestran los atlantes.
En otras aportaciones he mencionado que todas esa grandes civilizaciones que construyeron la pirámides de Teotihuacán, Cholula, las construcciones mayas, las de Perú, Egipto y otras ciudades son vestigios de los atlantes, seres iluminados o con mayor avance espiritual y tecnológico que emigraron de la Atlántida, la ciudad de los atlantes que se hundió en el mar atlántico.
La civilización Tolteca era considerada en la Mesoamérica previa al descubrimiento por parte de Cristóbal Colón, como la fundadora de la civilización, no en vano el término tolteca puede traducirse como “Maestros constructores. Según la tradición, los toltecas fueron originariamente un pueblo nómada, que alrededor del año 750 conquistaron y repoblaron la ciudad de Teotihuacán, lugar donde comenzaron a desarrollar su cultura. Los toltecas colonizaron la Meseta Central de México, dominando el terreno que hoy en día ocupan los estados de Puebla, Tlaxcala, Morelos, Hidalgo y México.
La Gran Pirámide de Cholula o Tlachihualtépetl (del náhuatl "cerro hecho a mano") es el basamento piramidal más grande del mundo con 400 metros por lado.​ Es también la pirámide más grande en volumen con 4.500.000 m³, aunque no en altura: tiene 65 m de alto (similar a la del Sol en Teotihuacán que tiene 64 m y superada por la del Templo IV de Tikal que tiene 70 m y la Pirámide de la Danta con 76 m, ambas ubicadas en Guatemala) mientras que la Gran Pirámide de Giza en Egipto tiene una altura de 146 m.
A ese centro ceremonial acudían diversos jóvenes a estudiar; era una escuela iniciática que regían sacerdotes de Quetzalcóatl. Ahí se iniciaron personajes tan célebres como Tlacaelel y Moctezuma. De ahí surgían los caballeros tigres y los caballeros águilas, los primeros entrenados para convertirse en guerreros, administradores y los segundos como sacerdotes. Eso mismo se realizaba en las pirámides de Egipto, en las escuelas griegas como la pitagórica, en chichen Itzá y en las civilizaciones incas.
Cada cinco años se escogían a adolescentes de las comunidades náhuatl  que aspiraban a ser admitidos en el templo de Chollolan. Eran cincuenta los escogidos que desde su infancia demostraban una conducta ejemplar, pero luego eran sometidos a difíciles pruebas que los sacerdotes de Quetzalcóatl les imponían. Al final sólo lograban ingresar como nuevos miembros de la Hermandad Blanca, como se les conocía, a un poco más de media docena.
Al concluir sus estudios los alumnos regresaban a sus comunidades para ocupar puestos relevantes como jefes militares, dirigentes eclesiásticos o como reyes de los múltiples señoríos en que se encontraba fragmentado el mundo náhuatl, luego de la desaparición del poderoso imperio tolteca.
En otros estudios se sabe que luego de que los toltecas fueron derrotados por los chichimecas, llegaron a Cholula y se asentaron ahí. Quién los dirigía era Quetzalcóatl, quien después partiría hacia al imperio maya y posteriormente abandonaría por mar estas tierra, no sin antes pronosticar la llegada de hombres barbados, los españoles. Él también prometió retornar algún día. Y es que Quetzalcóatl es considerado un Cristo que vino a instruir a las civilizaciones de estas tierras y dejó a tras de sí una gran sabiduría.

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