¿El fin de las ideologías?


          
Prócoro Hernández Oropeza

Vivimos un mundo lleno de información, pensamientos, creencias, ideologías, religiones y de tanta abundancia, el hombre vive en confusión. No sabe cuál es verdadera o falsa, cuál de ellas le permitirá la mejor toma de decisiones. Sí, porque la información es vital para la toma de decisiones. En el terreno de la política o de la ideología, antes parecía que estaban claros los campos de cada segmento político o ideológico. Los más definidos eran: derecha, izquierda o centro y de ahí se desprendían otros subsegmentos, tales como centro-derecha o centro-izquierda. Los que operaban en el campo de la derecha eran considerados conservadores, los la izquierda, personajes que proponían cambios a veces radicales o de pensamiento liberal o humanista; los del centro mantenían una postura intermedia, ni se cargaban a la izquierda ni a la derecha. Hoy esas delimitaciones se han diluido y lo que existe es un marasmo de pensamientos o postulados mezclados o confusos, posiblemente porque muchos de ellos han perdido vigencia o se han desfasado porque la realidad no es como sus postulantes la dibujaban. 
De acuerdo al diccionario el término ideología procede del griego y está conformado por la unión de dos partículas de dicha lengua: idea, que se define como “apariencia o forma”, y el sufijo –logia, que puede traducirse como “estudio”. La ideología, por tanto, es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, una colectividad o una época. La ideología tiende a conservar o a transformar el sistema social, económico, político o cultural existente. Cuenta con dos características principales: se trata de una representación de la sociedad y presenta un programa político. Es decir, reflexiona sobre cómo debería ser la sociedad en su conjunto y, en base a eso, elabora un plan de acción para acercarse a lo que considera como la sociedad ideal.
Pero ¿cuál es o debería ser la sociedad ideal? Todas las ideologías tratan de modelar una sociedad mejor o ideal, sin embargo, todas hasta el momento han fracasado. Los grandes problemas sociales y mundiales no han menguado tales como pobreza, desigualdad, injusticia, violencia, apegos al poder, dinero, riqueza, tiranía, corrupción.  Pocas de esas ideologías o ninguna han buscado un nuevo paradigma para transformar esta sociedad, en una comunidad iluminada, civilizada, que garantice una verdadera paz interna y externa, una sociedad amorosa, respetuosa, virtuosa, humanamente civilizada y compasiva.
Y ninguna ideología, por más buena que parezca, podrá generar ese tipo de sociedades gentiles y amorosas mientras exista el ego de la vanidad, del orgullo, avaricia, ira, envidia, entre otros. Cómo un político o un partido dirigido por una persona que sólo busca complacer a sus deseos mundanos, deseos de poder, riqueza, fama, podrá llevar a un país o una sociedad a un cambio radical. Jamás lo hará. Algunos países del orbe han logrado algunos cambios sustanciales, no totales pero han podido suprimir el hambre, la corrupción y en algunos casos la violencia y drogadicción. Se dice que la base de ese desarrollo ha sido la educación. La educación es fundamental para generar un cambio radical, pero una educación que se sustente en las virtudes, no en la competencia, no en satisfacer sólo los deseos mundanos, las apetencias materiales, la vanagloria, la búsqueda de poder y fama. Una educación que fomente los valores y las virtudes, tales como la humildad, la paz interior, la generosidad, templanza, la diligencia, el amor.
Existe un vacío de amor en la sociedad, en el mundo y si no se llena, vea lo que sucede a su alrededor: violencia, guerras, drogadicción, lujuria, codicia, envidia, corrupción, desamor, sufrimientos, enfermedades, ira.  Y posiblemente, en un futuro muy cercano, pandemias, guerras, hambrunas, tal y como ya lo anticipan varias películas apocalípticas.  Un maestro cuenta que en una meditación vio a su madre interna y le dijo: Este mundo ha sido juzgado, ve que puedes hacer por él, por esta humanidad doliente porque yo ya lo juzgué: al abismo.


Comentarios

Entradas populares de este blog

De mil que me buscan

Los tres alimentos

El arquetipo del gato