El significado de la navidad.
Prócoro Hernández Oropeza
El nacimiento de Jesús el Cristo es recordado y celebrado
por una gran porción de la humanidad. Y lo es por el profundo significado que
este hecho histórico evoca, no tanto su aspecto histórico sino los grandes
simbolismos que ello encierra. Muchos o la mayoría de las personas e inclusiva
las iglesias celebran sólo esa parte histórico, no tanto los simbolismo que ese
nacimiento dejó el Cristo para el despertar de la conciencia humana.
Afirma el maestro Samael Aun Weor que este es un evento
maravilloso sobre el cual hay que meditar profundamente, ya que es cada vez
menos comprendido; con el materialismo actual, la navidad se ha
convertido en una fiesta sin
trascendencia. En verdad la gente pone más énfasis en los regalos, en la cena,
en las pachangas que en reflexionar sobre este acontecimiento que encierra
verdaderas claves para recordar nuestro origen divino.
Lo curioso de esta fecha es que también otros grandes
maestros nacieron en este día, un día especial por lo que representa en el
plano físico y espiritual. La Navidad es una fiesta solar, una fiesta cósmica
inefable que tiene su origen en la noche profunda de los siglos. El sol físico
tridimensional es tan sólo el vehículo de acción del sol espiritual. El sol místico, encuentra al sol de la media noche, a la estrella de Belén,
al Cristo Cósmico.
Todas las religiones arcaicas rindieron siempre culto al
sol, y hasta el Vaticano está construido en tal forma que sus puertas están
abiertas hacia el oriente, hacia donde sale el sol. Los cristianos primitivos
decían siempre con gran devoción: "Nuestro Señor Jesucristo el Sol".
En los antiguos tiempos se adoraba al Sol. Como sabemos
el 25 de diciembre nació Jesús el Cristo, nació Buda, nació Osiris también el
mismo día. Obviamente el solsticio de invierno es en los mismos días cuando el
Sol llega lo más al sur del globo terráqueo y el 25 comienza su viaje de
regreso hacia el norte. El Sol que día con día se sacrifica a sí mismo para
irradiarnos luz, calor y vida, no solo a nosotros, a todo el sistema solar. Al
igual que lo hizo Jesús el Cristo el 25 de diciembre se celebra su nacimiento
que llega al mundo como la luz de vida y amor de todas las cosas, así debería
nacer el Cristo en nosotros, en nuestros corazones. La navidad hace mucho
tiempo que no se celebra, la Navidad debe de celebrarse en nuestros corazones
con el nacimiento del amor por la humanidad como lo hace el Cristo-Sol. La
Navidad es el nacimiento del amor en nuestros corazones, del resplandecer de la
conciencia solar por obra de la torre de fuego (BELÉN).
En las sagradas escrituras se habla claramente de BELEM y
de un establo donde el cristo nace. En ese establo hay estiércol y animales.
Debemos comprender que ese establo está dentro de nosotros mismos, aquí y
ahora. Precisamente en ese establo
interior moran los animales del deseo, todos esos yoes pasionarios que cargamos
en nuestra psiquis.
Afirma Samael Aun Weor que Belem es un nombre esotérico.
En los tiempos en que Jesús vino al mundo, la aldea de Belem no existía. De manera que eso es
completamente simbólico. Bel es una raíz caldea que significa TORRE DE FUEGO.
El fuego tiene un gran significado en el despertar de la conciencia porque con
el fuego nacen nuestros cuerpos solares. Y esos cuerpos nacen luego de un gran
trabajo espiritual y de recibir sendas iniciaciones internas por los maestros
ascendidos o de luz.
Así que es necesario entender que el Cristo no es un
sujeto, no es una persona. El cristo está más allá de la Personalidad, del YO y
de la Individualidad. El cristo en esoterismo auténtico, es el LOGOS SOLAR,
representado por el Sol físico. Ahora comprenderemos por que los Incas, los Náhuatl,
los Egipcios, etc. rendían culto al Cristo Sol (no se trata de una adoración al
Sol físico, sino a lo que se oculta detrás de ese simbolismo). Obviamente se
adoraba al LOGOS SOLAR, al segundo Logos.
Inútilmente habría nacido Jesús en Belem, si no naciera
también en nuestro corazón. Inútilmente habría muerto y resucitado allá, en la
Tierra Santa, si no muere y resucita también en nosotros (esa es la naturaleza
del SALVADOR-SALVANDUS). El Cristo íntimo debe salvarnos, pero salvarnos desde
adentro. Quienes aguardan la venida de un Jesús de Nazareth para un futuro cercano,
están equivocados. El Cristo debe venir ahora, desde adentro. La segunda venida
del Señor es desde adentro, desde el fondo mismo de la Conciencia. Sólo el
Cristo íntimo puede darnos vida y vida en abundancia, debemos pensar en el
Cristo Interior. Ese cristo radica dentro de nosotros. Feliz Navidad.
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