Pruebas de los elementos, el aire
Prócoro Hernández Oropeza
2ª Entrega
La mayoría de los humanos solemos ser muy apegados a las
cosas materiales, a la pareja, a los hijos, al dinero, a un fracaso económico,
a nuestros hábitos y costumbres, de tal suerte que cuando algo se sale de
control, sufrimos. Si se muere nuestro padre o madres, sufrimos, lloramos, lo
lamentamos, lo mismo sucede si nuestra pareja nos abandona; entonces viene la
depresión, la soledad, la tristeza, el sufrimiento.
El hecho de estar apegados a las cosas o circunstancias
de la vida es otra de las pruebas de los cuatro elementos y esta se refiere a
la prueba del aire. Aquellos que se
desesperan por la pérdida de algo o de alguien; aquellos que le temen a la
pobreza; aquellos que no están dispuestos a perder lo más querido, fracasan en
la prueba de aire.
Cuáles son las características del aire. Este es un
elemento sutil que viaja de un lugar a otro, sin apegarse a ninguno. Es libre
en su movimiento y no existe barrera que lo limite; así el ser humano debe vivir en contacto con
los bienes materiales y acorde con ellos, pero sin el apego grosero al que
solemos estar acostumbrados.
Estima el maestro Samael Aun Weor que las cosas
materiales son necesarias, y debemos trabajar para obtenerlas, se necesita del
pan, abrigo y refugio. Todo ser humano necesita de una casa para vivir, y tiene
derecho a ella, y si ésta tiene, aunque sea un jardín, pues tanto mejor. Pero
esto es muy diferente al apego que solemos desarrollar por las cosas
materiales, apenas se raya un poquito nuestro automóvil y sufrimos
horriblemente, aquella prenda de vestir favorita, está bien que andemos a gusto
con ella y que la cuidemos, pero lo que no está bien es que, si le llega a
pasar algo nos sintamos mal por ello. Si la novia o la pareja nos abandonó por
otra persona somos presas de los celos y la ira, la tristeza.
Para superar esta prueba debemos no apegarnos a nada,
sólo disfrutar la vida con todos sus movimientos, encantos y paradojas,
pérdidas o ganancias, riqueza o miseria. No apegarnos ni al contento ni al
sufrimiento; recuerde que quien sufre es el ego porque siente que ha perdido algo
muy valioso. Esto, debido que los deseos nos invitan a adquirir, consumir,
comprar o arrebatar cosas, dinero, poder, fama, riqueza. Y como decía Buda, el
deseo es el origen del sufrimiento y cada vez que le abrimos la puerta a uno,
entran mil. El ego no tiene llenadera.
El amor es la fuerza más poderosa del universo y ésta es
indispensable para lograr un cambio verdadero, jamás podríamos ponernos en
contra del amor, eso sería un desatino grandísimo, debemos aprender a amar a
nuestra pareja, sin reservas, íntegramente, llegar hasta la adoración misma;
hay que amar y venerar a nuestros padres, hay que dar la vida misma por los
hijos; pero cosa muy distinta es el apego. En el apego hay egoísmo, vanidad,
miedo y orgullo. En realidad, mientras exista apego, no podrá manifestarse el
amor verdadero.
Así que cuando en la vida se nos presenta la pérdida de
algo o alguien y uno se desespera, es obvio que todavía no ha adquirido las
alas de águila; no estamos listos. Estas pruebas se pueden presentar en los
mundos internos, como anteriormente se hacían en las antiguas escuelas
iniciáticas de Egipto, en el México precolombino, entre los griegos, incas,
celtas. Y cuando en el mundo astral o de los sueños, se vea uno caer en un
abismo sin fondo, fracasará en esta prueba.
«El que llegue a temer al abismo no podrá pasar la prueba
de aire. Es lógico que un individuo que todavía se deja llevar de la
desesperación ante un fracaso económico o de cualquier otra Naturaleza, fracasará
ante la prueba de aire, temblará de horror, al verse lanzado al fondo de un
abismo.» (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto). Si el candidato es lanzado al
fondo del precipicio, el débil gritará y volverá al cuerpo físico horrorizado.
Los victoriosos son recibidos en el Salón de los Niños con fiestas y agasajos.
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