Las pruebas de los cuatro elementos: fuego
Prócoro Hernández Oropeza
Parte 1
Todos los días nos enfrentamos a diversas pruebas, algunas
fáciles, otras complicadas y unas más difíciles de superar. Sin embargo, cuando
nos desapegamos del mundo material, esas pruebas son superadas sin que nos
causen sufrimiento. Cuando desconocemos que existen leyes universales que rigen
nuestra vida en este planeta podremos comprender mejor estas pruebas, de lo
contrario, por ignorancia, caemos en el sufrimiento, el agobio, la angustia, el
estrés, la enfermedad.
La mayoría de estas pruebas tienen que ver con los cuatro
elementos: tierra, agua, fuego y aire.
Pruebas que un aspirante a la iniciación espiritual debe pasar en este y
otros mundos internos, tal como lo hacían los adeptos al camino iniciático en
diversas culturas antiguas como la egipcia, inca, azteca, maya, Indostán, etc.
Las pruebas de los cuatro elementos, afirma Samael Aun Weor,
siguen existiendo en la actualidad y tienen el mismo objetivo: Ver el estado
espiritual del aspirante, pero no es necesario irnos a un bosque o un
monasterio, las pruebas son colocadas en la misma vida cotidiana, es por ello
que la maestra Helena Petronila Blavatski atinadamente aclara que no se
requiere retirarse de la sociedad para iniciarse, que el campo de batalla es la
misma vida.
«No creas que, viviendo en selvas sombrías, en orgulloso
retiro y apartamiento de los hombres, no creas tú que alimentándote sólo de
hierbas y raíces y mitigando la sed con la nieve de la gran Cordillera; no
creas tú, devoto, que todo esto pueda conducirte a la meta de la liberación
final.» (H.P. Blavatsky. La Voz del Silencio 2)
Para esta senda interior no se requiere abandonar el hogar o
la sociedad, todo lo contrario, es aprendiendo a vivir conscientemente en el
núcleo familiar, atendiendo cada una de las labores cotidianas, pues en ellas
está el camino, por ello es llamado también esta senda como: El sendero del
hogar doméstico. Así que debemos aprender a observar cada momento de nuestra
vida cotidiana; ver todos los acontecimientos que se nos presentan en las
diferentes áreas de nuestra vida; en el trabajo, la escuela, los amigos, el
hogar, en todas nuestras relaciones sociales. Y debemos observarlas como una
oportunidad maravillosa para el auto
conocimiento, sostiene Samael Aun Weor.
La prueba de fuego
En la prueba del fuego, lo que se busca es que el aspirante
haya adquirido serenidad y posea dulzura de carácter en las distintas
circunstancias de nuestra vida cotidiana, cosa por cierto imposible mientras
existan en nosotros los innumerables defectos psicológicos de la ira. Si nos
detenemos un poco a observar nuestra vida nos daremos cuenta que son bastantes
las ocasiones en que fracasamos una y otra vez, esta prueba. Se nos hace tarde
para entrar al trabajo o a la escuela y estallamos en impaciencia; nos enojamos
contra todo el mundo; de repente no se hace lo que uno había ya planeado, las
cosas no resultan como uno quería, llenos de frustración rasgamos nuestras
vestiduras enojados; el tráfico, la vida tan estresante que llevamos, los
compromisos sociales, familiares y de trabajo, sólo son unas cuentas cosas que,
por no saber vivir conscientemente, nos impiden trascender esta prueba.
Samael plantea que es correcto que actuemos en ocasiones con
severidad, pero eso es muy distinto a la crueldad, cosa muy frecuente en el
trato que tenemos no sólo con los animales, sino con nuestros hijos y ahora
lamentablemente es triste decirlo, pero en esta época también se ha extendido
hacia nuestros padres, pero también la forma en que actuamos en contra de
nuestro medio ambiente, degradando nuestros ríos, montanas, mares.
Cuando en el mundo de los sueños o mundo astral, uno se ve
perseguido, injuriado y sacrificado al máximo y reaccionamos coléricos, es
porque en el mundo físico no hemos adquirido todavía las garras de león que
simbolizan la fuerza espiritual y la nobleza. Por lo que habrá que estar más
alertas y trabajar en la identificación y comprensión en los yoes de la ira.
No es huyendo de la vida y de los problemas como entraremos
a la senda, sino enfrentándonos a ellos, “agarrando al toro por los cuernos”;
la vida intensamente vivida en forma consciente y digna es la misma iniciación.
Es indispensable agudizar nuestra auto observación y
encontrar la gnosis en el diario vivir, pues a cada instante estamos siendo
probados, en la prueba del fuego tenemos que demostrar nuestra serenidad y
dulzura de carácter, la cual evidentemente es escasa en cuanto percibimos el
calor del sol y no queda más que objetar, desde el vuelo de un insecto hasta el
viento que toca nuestro rostro suele molestar a los discípulos fracasando
inevitablemente en esta prueba. Recordad, a cada instante estamos siendo
probados. Continuará.
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