La prueba de los elementos; el agua


Prócoro Hernández Oropeza
“Ha habido mucha gente que se ha ahogado en un espejo…” Ramón Gómez de la Serna.
3ª parte
Hay momentos en la vida en que nos sentimos ahogar, que nos falta aire. Es producto de muchos agobios, peros sobre todo porque  cuando perdemos algo, un ser querido, nos roban un acto, nos esquilman o perdemos una propiedad que deseábamos tanto, nos ataca una enfermedad, alguien nos insulta, nuestros sueños de vida no se cumplen, fracasamos en un negocio, perdemos un empleo o no tenemos el empleo que hemos deseado. Son muchos obstáculos, retos, peligros, sobresaltos a los que nos enfrentamos en el día a día. A esto se le llama la Prueba del Agua.
Estima Samael Aun Weor, así como el agua, el precioso liquido de la vida, se adapta al recipiente que la contiene, los seres humanos deberíamos aprender a adaptarnos a las diferentes circunstancias que nos ofrece la vida. Es indispensable formar la cabeza de la esfinge, símbolo de la inteligencia, para que tengamos esa capacidad de adaptarnos a vivir en todas las circunstancias de la existencia, saber vivir en el campo o en la ciudad, en la pobreza o en la riqueza, en lo complicado y en lo sencillo.
Pero cuando nos apegamos a las cosas materiales, a la comodidad, al buen comer, al buen vestir, si algún día carecemos de dinero sufrimos, nos avergonzamos. Si yo siempre he vestido ropa de marca, cómo me voy a poner esos harapos vulgares. Alguien que se queda sin casa sufre; tal vez se la recogió el banco o se cayó con un terremoto, no podrá ser feliz en un albergue o dormir en una casa de campana. 
Conocí a una excelente amiga. Se separó de su esposo que era hotelero; ella siempre vivió en una burbuja de cristal, con personal que le servía todos sus caprichos y pareceres. Al separarse, eso cambió y quería buscar una casita de sus sueños en un lugar de paz y armonía. Buscó casas en Valle de Bravo, Jalapa, Zacatecas  y Cancún. Después de muchos buscar se instaló en una de esas ciudades, pero a los tres meses ya no estaba a gusto, se cambió a otra ciudad y a los tres meses volvió a cambiar de ciudad. Lo que sucedía es que buscaba la paz y la armonía afuera, porque en los lugares a dónde estuvo encontró detalles que no le agradaron, que le perturbaban como el clima, un alacrán, el ruido. En realidad ella no tenía paz interior y se ahogaba por esos simples detalles. No era el lugar, sino su propia psique, una mente contaminada y sin armonía.
 Muchas personas que nada saben de espiritualidad, pero que han aprendido a vivir sin lamentarse de la vida, y que ante las diferentes situaciones que atraviesan, en lugar de quejarse se adaptan como lo hace el agua, están más cerca de la iniciación que un ratón de biblioteca que devora libros de esoterismo, pero que en la vida no aplicamos nada. Aquí cabe aquel testimonio de un hombre culto que daba paseo por un campo. Hacía mucho calor y sudaba abundantemente, sufría. De pronto vio a un campesino que cultivaba su campo y en vez de quejarse, ese hombre se veía feliz y hasta cantaba. Sorprendido, el hombre de ciudad le dijo: -Buenos tarde señor. Me puede decir cómo está el clima. El labrador le contestó: -Como yo decido, Señor. Y es verdad, cuando una persona ha labrado esa cabeza de esfinge, es decir ha controlado su mente mona, decide cómo se siente, sin que le afecta nada de lo externo, ni el sol ni el frío, nada le perturba.
Quienes han adquirido la cabeza humana de la esfinge, es decir, tienen la inteligencia necesaria para aprender a vivir en cualquier evento de la vida sin estarse quejando del gobierno, de los padres, de la vida, de los hijos, del dinero, etc., es entonces que en el mundo astral o de los sueños se le pone la prueba, la cual consiste en verse en medio de un mar, sin ninguna posibilidad de salvarse, si uno sucumbe y deja de luchar quiere decir que aún le falta mucho por aprender a vivir.

«Aquel que no haya aprendido a ser altruista ni adaptarse ante las difíciles circunstancias de la existencia, se llenará de horror ante el peligro de perecer ahogado durante la prueba de agua.» (Samael Aun Weor. Matrimonio Perfecto de Kínder) Continuará.

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