Jesús el Cristo, maestro de maestros II
Prócoro Hernández Oropeza
Sea que Jesús haya venido directamente del gran Padre/Madre
o bien, como otros maestros que en anteriores vidas venían realizando trabajos
espirituales, este prohombre manifestó su sabiduría desde pequeño. Cristo o
Mesías significa el Ungido. Ungir a
alguien es elegir para un trabajo especial y Jesús en la Biblia se dice que
significa El Salvador o también el Príncipe del ejército de Jehová. También se
afirma que el Cristo fue escogido antes de la fundación del mundo. “Ustedes
saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres
con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un
cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo. Porque Él estaba preparado desde antes de la
fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a
ustedes.” Pedro 1:18-20.
Entre otras anécdotas de Jesús niño, Tomás el Israelita
cuenta que cuando Zaqueo reconoce la gran sabiduría de Jesús y reconoce que ha
sido vencido por ese niño, de tal forma que le dice a José, padre de Jesús que
se lo lleve a su casa, pues él es algo muy grande, sin duda es un dios o un
ángel. El niño se echó a reír y dijo: “Que den tus cosas ahora sus frutos y abran
sus ojos a la luz los ciegos de corazón. Yo he venido desde arriba para
maldecirlos y llamarlos después a lo alto, pues esto es lo ha mandado el que
por vosotros me envío.” Cuando terminó de hablar, todos los que habían sido
golpeados por su maldición quedaron curados.
En otra ocasión Jesús se encontraba jugando en una terraza
con otros niños y uno de ellos cayó de lo alto y murió. Al ver lo ocurrido los
demás niños huyeron y cuando los padres del fallecido llegaron increparon a
Jesús, culpándolo de su muerte. Saltó Jesús desde la terraza y cayó junto al
cuerpo del niño muerto y con una gran voz dijo: Zenón, levántate y di: ¿He sido
yo el que te ha hecho caer? Levantándose al instante, respondió el niño: No, Señor,
tú no me has hecho caer, sino que me has resucitado.
Otro suceso prodigioso es cuando José envió a su hijo
Santiago a cortar madera para la casa; Jesús le acompañó. Mientras Santiago
ataba las ramas, una víbora le mordió en una mano. A punto de morir por el
veneno, Jesús se le acercó y sopló en la mordedura, enseguida cesó el dolor y
murió el reptil.
Ya cuando Jesús cumplía doce años, sus padres siguiendo las
costumbres, fueron a Jerusalén por las fiestas de Pascua, en compañía de otras
personas. Cuando retornaban a casa, Jesús se volvió a Jerusalén y sus padres
creían que Jesús iba con sus compañeros de viaje. Cuando se percataron que él
no aparecía, sus padres también retornaron a Jerusalén y le buscaron en
diversos sitios y al no encontrarle se preocuparon. Después de tres días de
búsqueda lo encontraron en el templo, sentado entre doctores, escuchándoles e
interrogándoles. Todos le escuchaban muy
atentos y sorprendidos de que un niño redujese al silencio a los ancianos del
templo y a los doctores del pueblo, explicándoles los puntos principales de la
ley y las parábolas de los profetas.
Su madre María, acercándole le dijo: ¿Por qué nos has hecho
esto, hijo mío? Tu padre y yo estábamos preocupados. Jesús le respondió: ¿Qué
me buscabais? ¿No sabéis que es preciso que me ocupe de las cosas de mi Padre? Ante
esto, los escribas y los fariseos preguntaron a María que si era su hijo. Y
ellos le dijeron: “Feliz tú entre las mujeres, porque Dios ha bendecido el
fruto de tus entrañas. Nunca henos visto tanta gloria, tanta sabiduría, tanta
virtud.”
Después de los doce años poco se sabe de Jesús. Varios
autores han afirmado haber encontrado pruebas de la existencia de escritos en
India y Tíbet que apoyan la creencia de que Cristo estuvo en la India durante
este periodo de su vida. Se citan antiguas creencias en varios lugares de la
India de que Jesús pasó por allí en la antigüedad. Un manuscrito sobre una
visita de Jesús al Tíbet fue relatado por Nicolás Notovitch (1894).
Subsiguientemente, varios otros autores escribieron sobre el asunto, incluyendo
la líder religiosa Mirza Ghulam Ahmad (1899), Levi H. Dowling (1908), Swami
Abhedananda, Nicolás Roerich (1923–1928)1
En el nuevo Testamento, (Lucas 2:41-52), se dice que Jesús
crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. Y
es Lucas quien informa acerca de la aparición de Jesús en el río Jordán, cuando
“era como de treinta años” (Lucas 3:23). Otros autores aseveran que Jesús
también estudio en Egipto, lo cierto es que cuando retorna viene con más
sabiduría y sobre todo que, luego de un retiro meditativo por 40 días Jesús
decidió predicar el mensaje que le habría designado su Padre.
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